La carne creada in vitro podría ser, en los albores de la década de 2020, aprobada por autoridades sanitarias para su consumo.
Como resultado, los campos de labranza y cosecha de alimento para ganado serán terrenos recuperados y dedicados a la producción de hortalizas para consumo humano.
Este cambio podría también reducir el costo ambiental por la producción de alimentos y disminuir así el hambre en el mundo.
La tecnología de impresión 3D brindará ‘impresoras de alimentos' (elaborados capa por capa) las cuales estarán en uno de cada 10 hogares en países desarrollados.
En Latinoamérica y África surgirán emprendedores que bajarán recetas de Internet y con sus máquinas elaborarán cualquier tipo de comida que los comensales pidan.
No todos adoptarían de inmediato esta tendencia, no sólo los más pobres; al igual que las personas afines al estilo de vida vegano en la actualidad, se formarán grupos radicales que sólo consumirán ‘comida real', considerando a los platillos 3D como un atentado a la normalidad.
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