Son las 8:30 p.m., hora de Ir a dormir. El niño se pone la pijama, se lava los dientes y se despide con un beso de papá y mamá.
Al apagarse la luz, las sombras invaden el cuarto. Protegiéndose entre las cobijas, siente cómo poco a poco lo recorre la sensación de que 'algo' o ‘alguien’ se
oculta en la oscuridad, dentro del clóset o quizá debajo de la cama.
Y es que ese estribillo, apenas tenue, está nuevamente en su cabeza: "Duérmete, niño, duérmete ya que viene el Coco y te comerá".
Por generaciones, una larga lista de seres ha infundido temor en el corazón de los niños.
Diablos, brujas, espectros y duendes merodean por las casas cuando las luces se apagan.
Son los llamados 'asustadores', criaturas que en el folclor popular se alimentan del miedo que provocan sobre sus victimas, por lo general infantes.
Si bien es extenso el número de ‘terrores’ que acosan a los pequeños, uno en particular sobresale del resto.
Es el llamado ‘Coco', también conocido como ‘Cuco’ en países como Chile
y Argentina, equivalente del 'Bogeyman' para la cultura anglosajona, una entidad
que se esconde entre las sombras y cuyo verdadero aspecto nadie conoce.
Es esa ambigüedad la que le ha permitido entrar en las pesadillas de millones de
niños en el mundo. Como dijera el folclorista Manuel Martin Sánchez en su libro
Seres míticos y personales fantásticos españoles (2002), el Coco "representa el terror indefinible, el miedo ancestral a lo desconocido".
En otras palabras: el temor que todos llevamos dentro.
De ahí que autores como Miguel de Unamuno (1864-1936). Federico García Lorca (1898-1936) o el pintor español Francisco de Goya (1746-1828) lo hayan visualizado como una especie de 'general' dentro de la legión de ‘asustadores’.
El primer contacto que la mayoría tiene con él (al menos en el caso de los hispanoparlantes) proviene de una aparentemente inocente canción de cuna en la que las madres advierten a los chiquillos que si no se duermen serán raptados (o devorados) por este ser.
Dicha rima, así como el mismo Coco, fueron llevados por los conquistadores
españoles al Nuevo Mundo, donde se les asimilo con éxito dentro del folclore nativo.
Ya desde el siglo XV se pueden encontrar referencias escritas sobre esta entidad.
Un ejemplo lo vemos en la novela anónima Lazarillo de Tormes (cuyas primeras ediciones datan de aproximadamente 1554), donde se narra que el hermanastro de Lázaro, el protagonista, confunde con el Coco a su padre debido a que es de raza negra.
Pero su presencia en las mentes infantiles es mucho más antigua.
Tanto que su antecedente podría hallarse en la figura del dios romano de la guerra, Marte.
Esta explicación la da el filólogo de la Universidad de Valencia. España. Xaverio Ballester, en su artículo 'Vendrá el Coco y te comerá" (2007).
El autor rastrea el origen de la palabra 'coco' y refiere que podría provenir de la raíz céltica kok (coceos), cuyo significado es ‘Rojo’.
Ésta es usada también en Codidus, nombre de la deidad britana equivalente al Marte romano.
No resulta entonces inverosímil suponer que en la Antigüedad se utilizara el término 'el coco' (es decir, 'el rojo') como sinónimo de la cruel y sanguinaria deidad.
Así, dice Ballester, su efigie, que entonces pudo ser usada para asustar niños, con el
tiempo se transformaría en nuestro 'Coco'.
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