Hackers, también llamados crackers, lograron robar 1.2 mil millones de contraseñas en una campaña masiva de ataques, que afectó a 420,000 sitios web.
Además de robar contraseñas, los delincuentes también accedieron a 500 millones de cuentas de correos electrónicos, lo que podría ayudarles a realizar otras invasiones.
Hasta el momento, la información robada no parece haber sido vendida. La mayoría de la información ha sido utilizada para entregar esquemas de comercialización y otros mensajes virales.
Los ataques se provocaron una sola ciudad de Rusia, de la que no se ha publicado el nombre para no interrumpir la investigación.
Ataques a gran escala como este (centralizado en un grupo criminal) ha perdido popularidad por su facilidad de detección. Los delincuentes prefieren células independientes que actúan para confundir a las empresas de seguridad y las autoridades con múltiples ataques simultáneos.
Los métodos de recolección de datos fueron inusuales. Los rusos compraron las bases de datos criminales robadas por otros crackers, como en el episodio que afectó a la red estadounidense Target y acumuló estos datos ilegales, usándolos en diferentes estafas.
La recomendación de los usuarios expertos es cambiar las contraseñas y comprobar si se ha producido un acceso no autorizado a cuentas de correo electrónico y servicios de banca por Internet.
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