La Tierra se convertirá en un infierno como Venus antes de lo que se pensaba
Un nuevo estudio de la Universidad de Victoria está sugiriendo que la atmósfera es mucho más susceptible a un efecto invernadero desbocado como se suponía anteriormente.
Nuestro planeta ha alcanzado un delicado estado de equilibrio en el que se libera más energía que la que puede absorber.
Pero con el tiempo, una vez que el sol entre en sus últimas etapas, el aumento en su brillo y la actividad térmica resultará en niveles insostenibles de radiación atrapada en la atmosfera.
Esto hará que la Tierra se caliente. Nuestros océanos hervirán, llenando la atmósfera con vapor.
El vapor de agua es un gas de efecto invernadero muy peligroso ya que absorbe la radiación térmica de las superficies calentadas por el sol con un efecto aún peor.
Esto no es una nueva revelación, por supuesto. Pero lo que es nuevo es la sugerencia de que es relativamente fácil para un planeta entrar en un efecto invernadero desbocado.
Una zona habitable más estrecha.
Mediante el uso de modelos informáticos, los investigadores Tyler Robinson y Colin Goldblatt descubrieron un umbral de radiación térmica más baja para el proceso de efecto invernadero desbocado.
Su modelo tomó nuevas medidas en consideración de cómo el agua y el dióxido de carbono absorben distintas longitudes de onda de la luz.
Su hallazgo significa que las atmósferas planetarias son mucho más frágiles de lo que pensamos, y que las zonas habitables de los sistemas solares son más estrechas de lo previsto (una zona habitable es la banda alrededor de una estrella en la que los planetas pueden mantener el agua en estado líquido).
Y de hecho, el nuevo estudio tiene implicaciones profundas para los astrónomos y astrobiólogos, ya que tendrán que restablecer sus nociones de habitabilidad en los exoplanetas. Es más, algunos planetas extrasolares declarados como "potencialmente habitables" pueden llegar a ser revocados.
"La zona habitable se hace mucho más estrecha, en el sentido de que ya no puede estar tan cerca de la estrella como pensábamos antes porque el planeta entraría en un efecto invernadero fuera de control", señalaron los autores del estudio.
Pero hay buenas noticias. Según Robinson y Goldblatt, lo más probable es que es casi imposible que la actividad humana induzca a un efecto invernadero desbocado.
Para ello, tendríamos que aumentar la concentración de CO2 en la atmósfera en alrededor de 30,000 partes por millón. Esto es mucho más que podría alcanzarse incluso si quemamos todas las reservas de combustibles fósiles disponibles en el planeta.
En cuanto a la situación dentro de mil millones de años a partir de ahora, también es concebible que en el futuro los seres humanos (o la forma de vida inteligente que domine en ese futuro) podría hacer frente a la situación.
En ese escenario de un futuro posthumano, los seres pueden ya haber iniciando un proyecto de ingeniería estelar.
Algunos futuristas especulan que podría ser posible prolongar la vida de una estrella, lo que se llama “estrella edificante”, rejuveneciendo a través de una serie de técnicas (por ejemplo, dándole reabastecimiento con combustible nuclear).
Alternativamente, los futuros posthumanos también pudieran mover la Tierra lejos del sol.
Como el propio Goldblatt admite puede ser posible dirigir un asteroide en una órbita alrededor de la Tierra, donde podría absorber parte de la energía de la órbita y así el planeta podría moverse lejos del sol.
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