Llamada también íle des Sables, o Isla de las Arenas, este territorio francés situado a 430 km al este de Madagascar es una de las islas más pequeñas del mundo : mide apenas 800 m2 en los que se distribuyen cuatro habitantes.
Fue descubierta en 1722 por el navegante francés Briand de la Feuillée, sin embargo no despertó mayor interés en las décadas siguientes hasta que ocurrió un gran acontecimiento.
En 1760 el navío Utile, perteneciente a la Compañía de las Indias Occidentales, partió de Bayona, al sur de Francia, con destino a las islas Mascareñas.
El barco se detuvo en Madagascar para surtirse de víveres y el capitán, Jean de la Fargue, subió a 60 esclavos con el fin de venderlos cuando llegaran a la Isla de Francia (la que actualmente se conoce como Mauricio).
Una tormenta destruyó el barco, varios hombres murieron y otros fueron a parar a esta diminuta franja de piedra, arena y algunas palmeras.
Los sobrevivientes construyeron una embarcación con los desechos del barco y los 122 franceses la abordaron para ir en busca de ayuda.
Nunca se volvió a saber de ellos. Los esclavos permanecieron en la Isla y vivieron una curiosa paradoja: eran libres pero estaban confinados.
Aprovecharon los recursos naturales para sobrevivir, aunque algunos intentaron abandonarla también.
Finalmente, 16 años después del naufragio, la corbeta La Dauphine rescató a los últimos sobrevivientes.
Estuvo habitada por meteorólogos hasta que la medición del tiempo se automatizó con nuevas tecnologías.
En la actualidad sólo la puebla una reducida guarnición de soldados franceses para preservar la soberanía nacional en el océano índico.
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