La fantasía ha tejido historias y leyendas a partir de islas reales, pero también ha dado origen a singulares territorios insulares surgidos en la imaginación creativa de escritores y que a veces trascendieron a la cultura popular.
Aquí hay algunos de los casos más extraordinarios :
Utopía
El nombre dado por Tomás Moro a la isla ficticia donde despliega el proyecto de una sociedad ideal, sirvió para llamar a un género.
Se trata de un entorno creado por los habitantes.
El rey Utopo les indicó cavar una gran fosa para que el mar entrara y el resultado fue un cinturón de tierra en forma de media luna con una bahía en el centro.
La isla del doctor Moreau
El espacio geográfico diseñado por el escritor de ciencia ficción H. G. Wells (1866-1946) no tiene nombre propio, ni lo merece: el doctor que protagoniza la novela se dedica a llevar a cabo experimentos que desafían las normas morales; su proyecto de transformar animales en seres humanos contraviene las leyes de la creación.
Barataría
En la segunda parte de Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra el escudero Sancho Panza es nombrado gobernador perpetuo de la ínsula Barataría, en Alcalá de Ebro.
Sancho da inicio a un gobierno ejemplar, imparte justicia entre los veinte mil habitantes locales y defrauda a quienes quisieron burlarse de él.
Dinotopia
Creado por el ilustrador y escritor James Gurney en este entorno conviven en paz seres humanos y dinosaurios.
La isla está cercada por un sistema de tormentas y arrecifes que la mantienen separada del mundo; cuenta con biodiversidad y se pobló con náufragos transportados por delfines.
Isla Calavera
Situada en un punto indeterminado del océano índico, cerca de Sumatra, cuenta con una gran roca con forma de cráneo que domina el paisaje.
En ella hay peligrosos aborígenes, animales extintos y un gorila de tamaño descomunal llamado King Kong.
La isla apareció por primera vez en la película King Kong (1933) y ha reaparecido en adaptaciones posteriores.
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