10. Copérnico sitúa a la Tierra en su sitio
Hasta entonces, la humanidad había sido bastante reacia a cambiar de opinión sobre cómo estaba distribuido el Universo. Las teorías tolemáicas eran poderosas todavía y además la iglesia católica reforzaba la idea de que la Tierra era el centro del Universo porque eso seguía sus preceptos. Pero todo esto cambió a partir del siglo 16 gracias a Nicolás Copérnico.
La astronomía había estado estancada durante siglos debido a todos estos motivos, sin embargo, las ideas de Copérnico, que situaban al Sol en el centro del Sistema Solar y en el que la Tierra abandonaba su situación de privilegio, cambiaron a partir de entonces el punto de vista de todos los sabios de la época.
Copérnico no sólo situó al Sol en el centro del Sistema Solar, sino que afirmó que la Tierra se movía a su alrededor. Ésta gran idea, propició que otros investigadores y científicos pudieran desarrollar nuestro conocimiento sobre el Universo.
9. Kepler desarrolla la mecánica celeste
Johannes Kepler, el padre de la mecánica celeste creía que el lenguaje de Dios era la geometría. Hay que tener en cuenta que Kepler era un hombre de fuertes convicciones religiosas.
Gracias a las observaciones de Tycho Brahe, Kepler consiguió comprender los movimientos de las estrellas y de los planetas del Sistema Solar. Se dio cuenta entonces de que las órbitas no podían ser circulares, sino elípticas, uno de los descubrimientos más importantes de la historia de la astronomía. A partir de las observaciones, obtuvo varias conclusiones de las que extrajo sus famosas Leyes de Kepler.
No sólo supimos que los planetas se movían en órbitas elípticas, sino que lo hacían alrededor del Sol con una velocidad proporcional a la distancia que los separaban del Sol.
A Kepler le costó mucho trabajo convencerse de su propio trabajo, porque suponía (al igual que en el caso de Copérnico), ir contra todas sus creencias. Pero finalmente, comprendió que esa era la verdad y que debía conocerse.
8. Newton desarrolla la teoría de la gravedad
A partir de los trabajos de Kepler, Isaac Newton no comprendía qué es lo que causaba el movimiento de los objetos celestes. Newton comprendía el trabajo de Kepler, pero trabajó para averiguar qué es lo que lo causaba.
En 1666, Isaac Newton consiguió formular su ley de la gravitación universal. Newton consiguió darse cuenta de que lo que produce el movimiento es una fuerza fundamental del Universo que es directamente proporcional a la masa e inversamente proporcional a la distancia que separa a los cuerpos.
Tan importante fue este descubrimiento para la historia de la astronomía, que incluso hoy en día, pueden usarse sus ecuaciones para calcular órbitas de satélites o sondas espaciales.
7. Galileo divisa las lunas de Júpiter con su telescopio
Todo el mundo piensa que Galileo fue el primer ser humano en utilizar un telescopio para escudriñar el cielo. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Hay datos que Thomas Harriot ya lo había hecho, pero éste nunca publicó sus estudios, y en ciencia ya se sabe que son tan importantes los descubrimientos como su divulgación. Galileo fue un gran divulgador: hizo diversos mapas lunares, describió los movimientos de las lunas de Júpiter y escribió varios libros, a pesar de que fue amenazado en varias ocasiones desde el Vaticano.
Hasta que Galileo empezó a utilizar el telescopio, se pensaba que la Tierra era el único planeta que tenía una Luna. Galileo se sorprendió bastante cuando al observar Júpiter al telescopio, se dio cuenta que siempre había varias estrellas que parecían seguir siempre al planeta. Además estas lunas cambiaban su posición incluso durante una misma noche. Galileo comprendió entonces que esas “estrellas” no eran sino las lunas de Júpiter. Otro mito que caía y que nos daba una nueva lección de humildad, la Tierra ya no era el único planeta en tener Luna. No sólo eso, sino que Júpiter tenía más lunas que la Tierra.
6. Herschel cataloga el cielo
La astronomía no era una ciencia fácil. Sólo escudriñar y entender el Sistema Solar llevó un par de siglos. Incluso poco a poco, se iba ampliando con los nuevos planetas descubiertos.
Si hacer un mapa del Sistema Solar no era fácil, realizar un mapa del cielo estrellado os podéis imaginar.
William Herschel, con la ayuda de su hermana Caroline registró más de 800 estrellas dobles y unas 2500 nebulosas en la Vía Láctea antes de su muerte en 1822. Además descubrió Urano por el camino, ahí es nada.
Herschel nos dejó como legado un modelo del cielo que incluía más de 90000 estrellas y reveló que la Vía Láctea tenía cierta forma de disco.
5. Einstein desarrolla la teoría de la relatividad
A principios del siglo XIX, los científicos comenzaron a darse cuenta de que las leyes de Newton eran incompletas o bien no del todo correctas. Simplemente explicaban muy bien los movimientos generales de los objetos celestes, pero había algunos fenómenos que no eran capaces de explicar.
Entonces Albert Einstein tuvo la idea de que tanto el tiempo como el espacio eran relativos al observador, introduciendo un nuevo concepto que dejó perplejos a la mayoría de los científicos de la época. Einstein consiguió en 1919 finalizar su Teoría General de la Relatividad en la que propuso que una masa deformaba el tiempo y el espacio en sus proximidades y que incluso podía curvar los rayos de luz que nos llegaban de lejanas galaxias.
4. Hubble descubre la expansión del Universo
También a principios del siglo XIX, la opinión general, era que el Universo se limitaba a nuestra galaxia: la Vía Láctea. Cuando Edwin Hubble apareció en escena en los años 20, se dió cuenta de que muchos de esas “nebulosas” que se podían contemplar en el firmamento nocturno no eran más que otras galaxias similares a la nuestra y que cada una estaba compuesta de millones de estrellas.
No solo eso, sino que descubrió que las galaxias, daban la impresión de estar alejándose de nosotros a una velocidad que era directamente proporcional a la distancia que nos separa de ellas. Hubble estipuló entonces que el Universo estaba en expansión, el espacio debía de estar expandiéndose.
Sus trabajos contribuyeron a dar otro empujón a la teoría del Big Bang.
3. Jansky desarrolla la radioastronomía
Todo el mundo, o al menos casi todo el mundo, alguna vez ha intentado sintonizar una radio. Cuando estamos realizando el ajuste fino, siempre encontramos zonas en las que no hay transmisión y aparece el clásico ruido de fondo. Si haces la prueba, enhorabuena, has encontrado radiointerferencias, y parte de ellas proceden del espacio exterior.
Karl G. Jansky, ingeniero de los laboratorios Bell, encontró interferencias similares cuando intentaba ajustar un radio teléfono transatlántico en los años 20. Después de muchas pruebas se dio cuenta de que la señal no procedía de ruido del propio aparato, sino que venía ¡del centro de la Vía Láctea!
En los años siguientes, otros ingenieros de radio siguieron el trabajo de Jansky, ayudando a descubrir que todos los cuerpos celestes emiten ondas de radio en mayor o menor medida. Esto ayudó mucho a la astronomía, primero porque había objetos que eran muy débiles en la luz visible y no se podían estudiar correctamente, pero por otro lado tenían fuertes emisiones de radio, lo cuál permitía estudiar ese objeto perfectamente sin “verlo”.
La radioastronomía ha permitido hacer estudios del Universo que hubieran sido impensables en el espectro visible.
2. Se demuestra la existencia de los primeros planetas extrasolares
Una pregunta ha estado siempre en la cabeza de todas las personas interesadas por la astronomía: ¿hay planetas alrededor de otras estrellas?. La opinión general de todos los científicos ha sido siempre que sí, pero hasta hace pocos años no se pudo demostrar.
En octubre de 1995, los astrónomos suizos Didier Queloz y Michel Mayor realizaron un experimento que permitió poder observar el primer planeta extrasolar de la historia: 51 Pegasi B. El planeta está demasiado lejos de la Tierra para poder ser observado, pero Queloz y Mayor en vez de eso lo que hicieron fue medir la luminosidad de la estrella. Cuando el planeta pasaba por delante, la luminosidad de la estrella bajaba sensiblemente, eso era la prueba definitiva. A partir de las curvas de luz de la estrella, calcularon incluso la órbita y el tamaño del planeta.
A día de hoy ya se han descubierto unos 350 nuevos planetas con el mismo método o variaciones.
1. El descubrimiento del fondo cósmico de microondas
Igual que los investigadores forenses buscan las piezas de una bomba después de una explosión, los astrónomos buscan indicios y pruebas de la mayor explosión imaginable: El Big Bang.
En 1964, Robert Wilson y Arno Penzias descubrieron que en todo el cielo, miraran a donde miraran había una pequeña señal, muy débil, pero una señal, que en algunas zonas era un poco más intensa y en otras un poco más débil, pero que se repetía apuntaran su antena hacia donde la apuntaran. Comprendieron entonces, que esa señal no era más que un “eco” del Big Bang, los restos de la explosión primigenia que dio origen a todo el Universo que conocemos hoy en día.
El descubrimiento del fondo cósmico de microondas, como fue llamado, hizo que Wilson y Penzias ganaran el Premino Nobel de física de 1978 y que cambiara nuestra percepción del Universo para siempre.
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