Una imagen enviada a la Tierra en diciembre de 2017 muestra al planeta envuelto en una increíble luz de una supernova.
El observatorio espacial Kepler generalmente capta destellos de luz mucho más distantes para descubrir posibles planetas similares a la Tierra.
Debido al estrecho alcance de la Tierra, se ha explicado que la llamativa línea blanca vertical que emana brillantemente del planeta es solo el resultado de la receptividad aguda de los sensores a la luz.
El Observatorio sigue relativamente cerca de la Tierra y sigue atentamente nuestra órbita alrededor del sol.
Kepler se lanzó por primera vez hace 9 años y se diseñó inicialmente para escanear la vía láctea en busca de posibles planetas habitables de tipo Tierra, así como para medir el brillo de los soles que pueden tener tales planetas en su sistema utilizando su fotómetro.
Debido a una falla mecánica, Kepler fue reasignado a una búsqueda específica de planetas menos detallada. Kepler ha descubierto con éxito miles de posibles exoplanetas, aunque se estima que la verdadera cantidad de tales mundos podría ser astronómicamente más alta. El Observatorio también podría usarse para detectar y mantener observados otros cuerpos como asteroides y cometas.
Su costo operacional se estima en alrededor de 18 millones de dólares anuales. Su misión actual, K2, está programada para durar hasta 2019, un año más que las reservas de combustible que tiene almacenadas.
Este año, se unirá a Kepler el TESS (Transiting Exoplanet Surveying Satellite) que, usando diseños similares a Kepler, buscará y examinará exoplanetas en sistemas estelares distantes. La duración de su misión se establece en dos años.
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