En 1936, un objeto volador no identificado se precipitó en el bosque negro de Alemania. Sin alones, en forma de disco y más fuerte que cualquier artefacto hecho por el hombre, confundió todo análisis científico, los físicos de élite de la Subdirección Técnica Nazi se encargaron de recrear la aeronave misteriosa. En 1939, nació el disco Haunebu.
Pero, ¿realmente los nazis utilizaron tecnología extraterrestre? El proyecto Haunebu fue llevado supuestamente por la Sociedad Thule. Hitler se dice se unió a la Sociedad Thule en 1919.
Una hermandad secreta ocultista, la sociedad fue nombrada así, en honor a una civilización desaparecida a la que se le atribuye ser los progenitores de la raza aria.
Los miembros de la sociedad afirmaron que habían utilizado la telepatía para conectar con sus habitantes y acumular energías sobrenaturales.
El biógrafo de Hitler Ian Kershaw escribe: "... el detalle de miembros son de los primeros partidarios nazis". Rudolf Hess, Heinrich Himmler y Hans Frank eran todos miembros de la Sociedad Thule que escalaron rápidamente dentro del partido nazi, con lo que las creencias ocultas pueden tener algún sentido.
La Sociedad Thule se rumorea tiene una base secreta en la Antártida, y aquí es donde se desarrolló el disco Haunebu. Sorprendentemente, esta idea no es tan descabellada como parece.
En 1939 una expedición nazi llegó a la Antártida con planes de establecer una base militar alemana. En 2001, un satélite supuestamente capto evidencia de grandes estructuras hechas por el hombre cientos de metros bajo el hielo antártico. Cuando las imágenes salieron a la luz, el ejército de los Estados Unidos cerró la zona. Las imágenes fueron borradas de Google Earth.
Los historiadores Colin Summerhayes y Peter Beeching escriben que al inicio de la Segunda Guerra Mundial poco después de esta expedición inicial, esta base nunca se realizó plenamente.
Pero el periodista Ladislao Szabo, que escribe para el diario argentino La Crítica, afirmó que Hitler escapó a la base antártica Nazi con el fin de desarrollar capacidades militares con el fin de ganar una batalla futura. Se rumoreaba que estas capacidades se guiaron por un conocimiento suministrado por extraterrestres.
Los informes de los medios contemporáneos sugieren que los extraterrestres estaban trabajando con los nazis en la base, en la construcción de cohetes de combustible líquido, discos de antigravedad y aviones stealth.
Goodrick-Clarke escribe que los investigadores de la base también estaban desarrollando planes para crear una civilización súper avanzada. El Almirante Dönitz, un alto comandante naval alemán, reveló en los juicios de Núremberg que los nazis habían construido una fortificación irreductible, un oasis celestial en medio del hielo eterno, además dio informes de un arsenal nazi sobrenatural.
El más polémico de ellos fue la retro ingeniería de una nave extraterrestres que se recuperó en 1936 en el Bosque Negro.
Con las capacidades supersónicas, el Haunebu fue el primer platillo volador del mundo. Jan Van Helsing escribe que los científicos utilizaron información psíquica de la Sociedad Thule para crear un avión que pudiera viajar a velocidades de hasta 12.000 kilómetros por hora.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los pilotos de la fuerza aérea detectaron objetos voladores no identificados en numerosas ocasiones. Informes los describieron como bolas de fuego giratorias que siguieron a los aviones de combate, pero nunca atacaron.
Por lo tanto, ¿Los nazis entraron en contacto con una antigua civilización extraterrestre? ¿Construyeron una base militar secreta en la Antártida para el desarrollo de tecnologías alienígenas?
Los rumores de una base militar secreta se asocian más estrechamente con los conspiradores neonazis, como el escritor H. Stevens, quien deseaba apuntalar sus propios motivos ideológicos de la supremacía blanca. Hay poca evidencia de que alguna vez existió tal base, o que el Proyecto Haunebu sea nada más que ficción. Del mismo modo, no hay pruebas contundentes de que muchos líderes nazis fueron miembros fundadores de la Sociedad Thule, y menos aún Hitler.
A pesar de algunos misterios históricos como los numerosos avistamientos en combate y la desaparición de las imágenes por satélite de la Antártida, hasta que más evidencia sólida para esta teoría surja, hay pocas razones para temer el resurgimiento de nazis armados con tecnología extraterrestre.
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