El planeta no tiene una raspadura que se cure como una herida común.
El incremento desmesurado y el de nuestra actividad industrial son ejemplo de ello: en los últimos 100 años, las concentraciones atmosféricas de CO2 aumentaron 30% por el uso de combustibles fósiles.
"Si el mundo mantiene esta emisión de gases de efecto invernadero, la temperatura aumentará y se producirá una extinción masiva de especies", dice Jim Zachos, paleoclimatólogo de la Universidad de California, EUA.
De igual modo, especialistas del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en Inglés), prevén que estos cambios provocarán pocas lluvias, fenómenos meteorológicos más intensos y un aumento drástico del nivel del mar (por el derretimiento de las capas de hielo); incluso, el
deterioro será tan grave que la Tierra tardará poco más de 100,000 años en recuperarse (de acuerdo con la Sociedad Geológica de Londres).
"En menos de 40 años existirá una generación que ayudará a disminuir la huella
de carbono", dice el futurólogo británico James Bellini.
Pero desde ahora todos podemos ayudar.
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