Las cosquillas son un mecanismo de cohesión social entre compañeros, y ayudan a forjar un entramado de relaciones entre los miembros de una familia y sus amigos.
La risa como respuesta a las cosquillas se da ya en los primeros meses de vida.
Es una de las primeras formas de comunicación entre los bebés y sus cuidadores.
Los padres hacen cosquillas a su bebé solo mientras este responde con una carcajada.
Cuando este empieza a quejarse, dejan de hacerlo.
Esta actividad cara a cara abre la puerta a posteriores interacciones.
En 1984, el psiquiatra Donald Black, de la Universidad de lowa, se dio cuenta de que muchas partes del cuerpo son propensas a las cosquillas, como el cuello o las costillas, también estas son las más vulnerables en el combate.
Dedujo así que los niños aprenden el modo a proteger esas partes durante los juegos con cosquillas.
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