Cleopatra, su lado oscuro / Grandes enigmas y misterios del mundo

sábado, agosto 24, 2013

Cleopatra, su lado oscuro

En el caso más antiguo que se tenga conocimiento de experimentación abusiva en seres humanos procede del antiguo Egipto, y está relacionado con la reina Cleopatra.

La última gobernante del imperio que llegó a su fin poco antes del inicio de la era cristiana, quiso indagar la exactitud de una teoría en la que se decía que la conformación anatómica de un feto del sexo masculino tomaba cuarenta días, mientras que la de un feto del sexo femenino requería ochenta.

Cléopâtre

Cuando alguna de sus doncellas era condenada a muerte por haber cometido un delito, la reina disponía que mantuviera relaciones sexuales para quedar embarazadas; antes de copular, se le obligaba a ingerir sustancias especiales para destruir cualquier resto de semen que hubiera podido quedar de relaciones anteriores.

Durante el proceso de gestación los médicos le practicaban incisiones en el vientre en los lapsos señalados, para comprobar la veracidad de aquella teoría muy extendida en aquella época al grado de que es mencionada en las discusiones del Talmud Babilónico.


La reina realizó, asimismo, muchas pruebas relacionadas con los métodos para matar con mayor facilidad a los prisioneros.

El poema latino La batalla de Actium refiere que, tras el enfrentamiento bélico contra Octavio, ella misma supervisó cómo eran ejecutados los prisioneros que habían quedado en su poder: algunos eran sumergidos en agua, a otros se les infligían heridas o se les inoculaba veneno.

Los venenos eran un tema que en especial que le interesaba mucho a Cleopatra : estudiaba los efectos, su poder letal, la dosis correcta para provocar la muerte y el sufrimiento que causaban durante la agonía.

Trabajó con sustancias vegetales y minerales. Ordenó reunir plantas y animales venenosos para inocular a esclavos y prisioneros y apreciar las consecuencias.

Ella misma verificaba los síntomas que padecían las víctimas, muchas veces en presencia de el general romano Marco Antonio, quien temía ser asesinado.

En una ocasión Cleopatra envenenó el vino que éste iba a tomar; en el último momento ella le advirtió del peligro y le dijo: “Date cuenta dé lo fácil que sería para mí hallar una forma de matarte en el caso de poder vivir sin ti".

Para reforzar su aserción, ordenó a un esclavo que bebiera la copa y éste murió en el acto.

El conocimiento que Cleopatra adquirió sobre venenos le permitió seleccionar a un áspid para que la mordiera en el brazo y le quitara la vida en agosto del 30 a. C.

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