Todo lo que necesitas saber acera de Pie Grande / Grandes enigmas y misterios del mundo

sábado, mayo 25, 2013

Todo lo que necesitas saber acera de Pie Grande

Altos, tímidos, peludos. Una mezcla entre gorila, oso y un ser humano, vagan solitarios por los bosques de todo el mundo.

Así es como se suele describir a este animal, conocido con diversos nombres: Yeti en Nepal, Bigfoot (Pie Grande) en Estados Unidos, Migoi (que en lengua tibetana significa 'hombre salvaje') o Sasquatch, como se le llama en Canadá.

Hoh

Aunque este ser alcanzó fama mundial a mediados del siglo pasado, cuando supuestamente fueron localizadas algunas de sus enormes huellas en el Tíbet y en las zonas montañosas de Nepal, las narraciones sobre estos enormes entes provienen del siglo XIX.

Fue a partir de 1830, durante sus excursiones para alcanzar las montañas más altas del mundo, cuando los viajeros occidentales comenzaron a “encontrarse” con ellos.

Muchos, como el inglés Brian Houghton Hodgson , dejaron testimonio de su experiencia.

Él relató en el Diario de la Sociedad Asiática de Bengala que cuando sus guías, un par de sherpas, vieron a la criatura, ésta salió corriendo despavorida para internarse en el bosque, como si fuera ella la que estuviera aterrorizada.

Otro caso fue el de Laurence Waddell , quien descubrió un par de huellas en un viaje por los Himalayas.

Mientras que para Houghton la extraña figura que huyó debió tratarse de un orangután (pese a la negación de sus sherpas) para Laurence eran las marcas dejadas por un oso.

Ambos investigadores abandonaron el asunto y nunca más volvieron a preguntarse, y menos de manera abierta, qué fue lo que en realidad presenciaron en sus viajes.

A mediados del siglo XX la innovación en equipos para escalar permitió a los montañistas llegar a mayores alturas y, sin saberlo, internarse en el posible hábitat del misterioso Yeti.

En 1951 los escaladores Eric Shipton y Michael Ward, al regresar de una expedición de reconocimiento en un glaciar cercano al Everest, hallaron, a una altura de casi 6,000 metros, algo que llamó su atención: una serie de huellas en la nieve semejantes a las de pies humanos pero extremadamente grandes.

Ward les tomó fotografías y, para mostrar su tamaño, puso como escala comparativa un bastón de alpinismo.

Pronto las imágenes dieron la vuelta al mundo y fue de este apenas unos años después, en el condado de Bluff Creek, California, Estados Unidos, también se encontraron huellas similares a las observadas por Shipton y Ward.

Las marcas dieron un nuevo aire a la historia y por ello fue portada del diario local Humboldt Times.

Fue en esa publicación donde por primera vez al ser se le nombró Bigfoot, y fue buscado por cientos de aventureros.

Pronto, sus supuestas apariciones comenzaron a multiplicarse, así como las grabaciones y fotos de nula calidad las cuales eran inservibles para probar la existencia del animal.

Ante la euforia y la falta de pruebas contundentes se realizaron diversas expediciones de equipos de científicos, los cuales no tuvieron mucha suerte.

Son miles las personas que alrededor del mundo aseguran haberlo visto, fotografiado o capturado en video.

Sin embargo, pese a los más de 60 años de investigación al respecto, los entusiastas de la criptozoología, pseudociencia dedicada al estudio de los animales ocultos, hasta el momento no han logrado aportar una sola prueba que confirme sin dudas la existencia de estas criaturas.

En la búsqueda de estos simios superdesarrollados lo que sí ha ocurrido son errores, bromas y fraudes.

Un ejemplo fueron las supuestas reliquias del Yeti resguardadas en los templos del Tíbet, que comprobaron ser falsas. En este sentido la comunidad científica se ha mostrado escéptica ante la posibilidad de que exista un animal como el Pie Grande, quien no cuenta con evidencia orgánica que lo delate.
No obstante aún hay científicos, como el primatólogo Jeffrey Meldrum, del Departamento de Antropología de la Universidad del Estado de Idaho, en EUA, que están dispuestos a darle una segunda oportunidad al misterio.

Meldrum, además de ser autor del texto Sasquatch; Legend Meets Science, es experto en la morfología del pie y locomoción en monos, simios y homínidos, por lo que desde hace años se ha dedicado a estudiar los moldes de huellas de presuntos Bigfoot.

Como él mismo señala, algunas son sin duda falsas, pero otras resultan curiosas pues las formas no coinciden con ningún animal ni con humanos.
Otros investigadores que también están en el ojo del huracán por abordar temas como el de la imaginara criatura, son Bryan Sykes; profesor de genética humana en la Universidad de Oxford, Reino Unido, y el doctor Michel Sartori, director del Museo de Zoología de Lausana, Suiza, quienes darían a conocer los resultados de su propio proyecto, denominado Oxford-Lausanne Collateral Hominid Project.

El estudio, iniciado a comienzos de 2012, convocó a todos aquellos interesados en el fenómeno Píe Grande para facilitar muestras de piel, pelo y cualquier tejido que se crea pertenece a éste o a otro críptido.

Por medio de avanzados sistemas de análisis de ADN las muestras han sido estudiadas a detalle, el hecho de encontrar ADN desconocido, dicen los expertos, no es motivo para creer que tenemos la pista de Pie Grande.

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