El interés generalizado por las sociedades secretas tiene mucho que ver con el Priorato de Sión, que alcanzó popularidad a través de la novela de Dan Brown El código Da Vinci , adaptada luego al cine.
Las evidencias señalan que este grupo fue creado en 1957 por el francés Pierre Plantard como una derivación del pensamiento rosacruz.
Sin embargo, este personaje, a quien muchos tildan de "charlatán", inventó una historia ficticia sobre el "priorato" según la cual fue establecido por Godofredo de Bouillon en el reino de Jerusalén a finales del siglo XII.
Su supuesto propósito sería preservar la dinastía merovingia en Francia y Europa, en especial a los descendientes de Jesús de Nazaret y su consorte María Magdalena.
Como prueba de sus aserciones Plantard presentó manuscritos supuestamente hallados por el padre Bérenger Sauniére (1852-1917), párroco de Rennes le Cháteau.
El examen de los especialistas reveló que tales documentos eran falsos y que el Priorato de Sión era una invención de Plantard, quien supo capitalizar las nuevas necesidades religiosas en el contexto de la New Age.
Plantard mezcló elementos reales con imaginarios.
Tomó como fundamento la orden de Sión y a su fundador Godofredo de Bouillon, los cuales efectivamente existieron, pero nunca constituyeron una sociedad de la naturaleza que él argumentaba.
Al ser confrontado sobre su engaño, ajustó su planteamiento inicial en distintas ocasiones, modificando las fechas de fundación del supuesto priorato.
En la década de 1990 involucró en él a personajes de alto perfil en la política francesa, en especial a Roger Patrice Pelat, amigo del presidente François Mitterrand.
Estalló entonces un escándalo público que obligó a las autoridades a investigar judicialmente a Plantard quien, acorralado, reveló que toda la historia del priorato era una mentira ideada por él.
Las autoridades lo obligaron a dejar todas las tareas relacionadas con la mentira y Plantard murió en el anonimato en el año 2000.
Sin embargo, debido a la desinformación, la idea del priorato se mantuvo viva, en buena medida, por las obras de ficción que se siguieron escribiendo.
Se inventaron sus jerarquías y supuestos propósitos de fundar una potencia europea, entronizar a un descendiente del rey David y reemplazar a la Iglesia.
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