martes, febrero 12, 2013
La Lanza sagrada de Longino y la locura de Hitler
La Lanza de Longino, es la lanza con la que el centurión Gayo Casio Lonqino atravesó el costado de Jesús crucificado en la cruz, una de las reliquias más sagradas de la cristiandad.
Para los apasionados, está considerada la segunda, en orden de importancia, después del mítico Santo Grial.
Durante, siglos ha sido el objeto de deseo de soberanos y personalidades de todo el mundo. Ha pertenecido a los emperadores Constantino, Teodosio y Justiniano a los reyes bárbaros Alarico y Teodorico a los reyes de Francia Carlos Martel ,Carlomagno a Federico Barbarroja y también a Napoleón Bonaparte.
Una lanza sagrada
La Lanza de Longino fue encontrada en 1912 en la estancia del tesoro del palacio Hofburg en Viena junto a otros valiosos objetos del Sacro Imperio Romano que pertenecían a los Habsburgo.
Una posesión que fue interrumpida a finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando la locura de hombres como Hitler la recuperó de nuevo, para los anales de la historia.
Las dramáticas vicisitudes que han ensangrentado el último siglo tienen, además otro lado oscuro.
No solo se trataba del deseo de venganza de Alemania después de la derrota de la Primera Guerra Mundial y de un terrible nacionalismo y antisemitismo incipientes de dramáticas consecuencias posteriores, había más la pasión de Adolfo Hitler y de los nazis por el esoterismo como medio más eficaz para el triunfo universal de la raza aria.
Hitler y la pasión por el esoterismo.
Todo comenzó en la Thule una asociación secreta de fuerte carácter esotérico, cuyos participantes creían en una raza de hombres superiores destinados a decidir, de nuevo, el destino del mundo mirando al gran Norte como una patria ideal.
De ella surgió, en enero de 1919 el Partido de los Trabajadores Alemanes, que se convirtió
más tarde, en el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, a cuya dirección llegó Adolfo Hitler. Así se inicia una de las páginas más tristes de la historia europea del siglo XX.
Junto a Hitler estaba Heinrich Himmler futuro jefe de las Reichführer SS las desgraciadamente famosas SS, apasionado del ocultismo y el esoterismo.
En la visión de Himmler y también en la de Hitler la magia, la astrología y la religiosidad de los antiguos germanos se habían fusionado con principios de la filosofía india y con reglas de la medicina natural y salud alimentaria, tomando lo peor de cada disciplina.
El castillo de Wewelsburg en Westfalia en la Alemania septentrional, fue el escenario escogido para las prácticas más siniestras e inquietantes que se puedan imaginar.
Sede permanente de la guardia del Fiihrcr, el castillo de Wewelsburg había sido elegido precisamente, por su forma de punta de flecha como un auténtico reclamo a la firmeza de la Lanza de Longino.
Además, contaba con una orientación hacia el Norte, punto de referencia de Thule y de la antigua religiosidad pagana germánica.
Para Hitler era el lugar ideal para desencadenar las fuerzas ocultas que unidas a la potencia militar, harían triunfar el loco proyecto del nazismo.
En el interior de algunas salas del castillo se celebraban ritos para tratar de conseguir el control de la voluntad a distancia y para desencadenar energías negativas, como si de una mala película de ciencia ficción se tratara.
El drama, sin embargo, es que este ha sido parte de un proyecto criminal que causo millones de muertos en toda Europa.
Pero el castillo de Wewelsburg no fue solo fue un templo del nazismo, acogió también a la Ahncnerbc, una academia fundada por Himmler para buscar la justificación arqueológica histórica y científica de la descendencia aria del pueblo alemán.
Investigadores nazis, guiados por Oteo Rahn fueron al Tíbet y a Latinoamérica en busca de la entrada del reino subterráneo de Agartha refugio de los últimos arios, y viajaron, también, por toda Europa, Egipto,África y la Antártida a la búsqueda de reliquias cristianas.
Según los nazis, todo lo que hubiese estado en contacto con Jesús, y con su sangre les daría un poder enorme, por eso buscaban el Arca de la Alianza, el Santo Grial y la Lanza de Longino.
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