Es conocida la importancia de la flora intestinal o microbiota (conjunto de microorganismos
que habitan en nuestro organismo) tiene para nuestro organismo ,ayuda en la síntesis de algunos compuestos y en el funcionamiento del sistema inmune, pero desde hace tiempo los investigadores se cuestionan si ese ejército de bacterias influye sobre nosotros de alguna otra forma, por ejemplo si tienen alguna conexión con la obesidad o juegan algún papel durante el desarrollo cerebral.
Para averiguar esto último, un equipo de científicos del Instituto Max Planck para Biología de Infecciones en Alemania, del Instituto Kaolinska en Suecia, y del Instituto del Genoma en Singapur, compararon la conducta y las funciones cerebrales de ratones con flora intestinal normal con otros a los que se había mantenido libres de ésta.
En uno de los experimentos se observó que los animales sin microbiota tenían una actividad física más intensa y recorrían mayores distancias que sus compañeros. En otra
se analizó su respuesta emocional colocando a ambos tipos de roedores en una caja, la que estaba dividida en una parte oscura y otra bien iluminada. Por lo general los ratones tienden a sentirse más seguros en lugares oscuros, mientras que el verse expuestos (bajo la luz) les genera altos niveles de ansiedad.
Como se esperaba, las ratas cuya microbiota se mantuvo normal pasaron más tiempo en la parte sin luz de la caja. En cambio las otras, sin 'bichos intestinales', se mostraron más cómodas en el lado iluminado, demostrando un nivel de ansiedad menor,
Para cotejar estos resultados, a los roedores libres de bacterias se les restauró la microbiota, y al repetir los experimentos se comprobó que comenzaban a comportarse igual que los ratones con flora intestinal normal.
Los investigadores se dieron cuenta de que en estos ratones 'modificados' ciertos neurotransmisores estrechamente relacionados con la ansiedad se degradaban más rápidamente, por lo que los sujetos se volvían 'más audaces'.
Con ello se demostró que efectivamente existe una relación entre las bacterias intestinales, el comportamiento y la ansiedad, apoyando la tesis de que los microorganismos en el cuerpo tienen cierta influencia en el desarrollo cerebral. Ahora los científicos se disponen a descubrir específicamente cuáles son las áreas de la microbiota que intervienen en el desarrollo del cerebro y qué partes afecta, lo que ayudará a entender a profundidad cómo actúan nuestros 'bichos' sobre nosotros.
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