El rey Salomón, autor de varios libros del Antiguo Testamento (como Cantar de los cantares), gobernó Israel entre los años 970 y 931 a. C.
Cobró fama por su sabiduría, autoridad y la construcción del Templo de Jerusalén, Por aquellos días la marina mercante vivía su auge y la flota de Israel comerciaba variados artículos con culturas y reinos cercanos y distantes.
Se supone que con muchas de las riquezas llegadas del Oriente cobró forma el tesoro de Salomón, uno de los más célebres de la antigüedad.
El rey poseía, entre otros objetos, copas de oro, un trono de marfil con incrustaciones y toda variedad de piedras preciosas, como puede leerse en el Libro de los Reyes de la Biblia, donde se afirma que "sobrepujó a todos los reyes de la Tierra en riqueza y sabiduría".
Al parecer ese tesoro se custodiaba en el Templo de Jerusalén, donde también se hallaba el Arca de la Alianza, el receptáculo que guardaba las tablas de piedra donde Moisés tomó el dictado de los Diez Mandamientos.
Tras la muerte de Salomón el templo fue profanado por invasiones y en 587 destruido por Nabucodonosor, el rey de Babilonia.
Fue reconstruido y restaurado, pero los romanos acabaron con él en el año 70 d. C. En ese hecho el tesoro de Salomón se perdió, sus objetos fueron a dar a Roma y se almacenaron en diversos templos y palacios imperiales.
Algunas leyendas aseguran que fue a dar a manos de los templarios, o que incluso fue el tesoro de Rennes-le-Cháteau
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