Las plantas mantienen los niveles de CO2 que evitan que la Tierra se convierta en una bola de nieve, según un estudio de la Universidad de Yale en New Haven (Estados Unidos) que se publica en la revista 'Nature'.
Los investigadores explican que hace cincuenta millones de años, los polos estaban libres de hielo y los cocodrilos deambulaban por el Ártico. Desde entonces, una disminución a largo plazo de la cantidad de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera ha enfriado la Tierra.
Los investigadores muestran ahora que las plantas terrestres salvaron la Tierra de un destino aún más helado al promover la eliminación del CO2 atmosférico durante los pasados 24 millones de años.
Los gases volcánicos añaden de forma natural CO2 a la atmósfera y con el paso de millones de años el CO2 es eliminado por el desgate de las rocas de silicato como el granito y después encerrado en carbonatos sobre el lecho de los océanos. Cuantas más rocas se erosionan mayor es el CO2 eliminado de la atmósfera.
Los investigadores, dirigidos por Mark Pagani, utilizaron simulaciones del ciclo de carbono global y observaciones de experimentos del crecimiento vegetal para mostrar que a medida que las concentraciones de CO2 atmosférico comenzaban a descender hacia niveles cercanos a la escasez para las plantas terrestres, la capacidad de las plantas y la vegetación para desgastar las rocas de silicato disminuía en gran medida, reduciendo el descenso de CO2 atmosférico.
Según explica Pagani, "cuando los niveles de CO2 se vuelven sofocantemente bajos, el crecimiento de las plantas se ve en peligro y la salud de los ecosistemas de bosques sufre. Cuando esto sucede, las plantas no pueden ayudar a eliminar el CO2 de la atmósfera más rápido de lo que los volcanes y otras fuentes lo proporciona".
Los investigadores explican que esto supone que el ser humano tiene otra gran deuda con las plantas, además de proporcionar alimento también estabilizan el clima de la Tierra al inhibir los niveles demasiado bajos de CO2 que podrían convertir a la Tierra en una gran bola de hielo en el espacio.
Según los autores, la investigación apoya la visión de que las plantas deberían ser reconocidas como una fuerza geológica de la naturaleza con importantes consecuencias en toda la vida de la Tierra.
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