Un científico ruso del siglo XX creo un perro con dos cabezas.
Vladimir Demikhov, un visionario de la experimentación temprana en trasplantes, realizó muchos de estos trasplantes a lo largo de su carrera, que culminaron con la creación de muchos perros de dos cabezas en la década de 1950.
Comenzando con trasplantes de corazón y pulmón entre animales, eventualmente desvió su mirada del objetivo más noble que eran los trasplantes para salvar vidas y quito la cabeza de un perro vivo y lo trasplanto a otro perro vivo.
Llevando a cabo este procedimiento más de veinte veces, generalmente usaba perros de diferentes razas y, por lo general, colocaba la cabeza de un perro pequeño en el cuerpo de un perro más grande, sobre su cabeza.
El perro más pequeño generalmente no estaba conectado más allá de las venas y el tejido, por lo que, si bien podía tener la capacidad de consumir líquido, no tenía estómago y la bebida se drenaba a través de un tubo.
Existen varias imágenes de varios de estos experimentos, que retratan a los perros que sobreviven a veces muchos días después de los trasplantes, comiendo y bebiendo, e incluso caminando. Ninguno sobrevivió a largo plazo, sin embargo, con el par más largo viviendo solo 29 días después de la operación.
El trasplante final de Demikhov de esta naturaleza fue en 1959 e incluso se publicó en la revista Life.
Demikhov es citado como una inspiración y mentor para destacados cirujanos de trasplantes, incluido el cirujano, Christiaan Barnard, que realizó el primer trasplante de corazón humano.
Los estudios publicados de Demikhov fueron pioneros en su campo, y durante algún tiempo fue la fuente dominante de la investigación de "transplantología", aunque la idea de trasplantar cabezas de perros no es original. En 1908, un cirujano francés y su compañero también pudieron crear un perro de dos cabezas, sin embargo, tuvo que ser sacrificado en cuestión de horas.
Demikhov murió en 1998, pero las imágenes permanecen como prueba de sus extraños experimentos y proporcionan una ventana a las prácticas médicas de la época.
Hoy en día, algunos cirujanos aún poseen el deseo de trasplantar cabezas y en China, donde tienen más libertad, esperan poder llegar algún día a trasplantes de cabeza humana. Mientras que muchos en la comunidad médica creen que es un plan descabellado, otros creen que es, de hecho, una posibilidad.
Queda por ver si los humanos en este experimento sobreviven más que los perros desafortunados.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.
Publicar un comentario