Con el furor que ha ocasionado en redes sociales esta día 21 de Octubre de 2015 (fecha en la que Marty McFly viaja al futuro) he pensado como podríamos verdaderamente viajar al futuro.
¿Que maquina o que procedimiento científicamente plausible nos llevaría a visitar a nuestro otro yo en alguna fecha distante o que mejor llegar a presenciar el primer contacto “oficial” entre humanos y seres extraterrestres.
En este articulo algunas de las opciones en el viaje al futuro son simplemente teóricas.
Comencemos :
Carrusel en el abismo (Agujero negro supermasivo)
El campo gravitacional de esta clase de singularidades cósmicas (como aquella ubicada en el centro de la Vía láctea) podría aprovecharse como
un catalizador temporal.
Si una nave tripulada pudiera orbitar el horizonte de eventos del precipicio (sin caer dentro de él, ni desbaratarse) su velocidad se incrementará a tal grado que cada año vivido desde el punto de vista de los pasajeros equivaldría, aproximadamente, a dos años transcurridos en un punto de referencia relativamente estático (digamos la Tierra).
Es decir, los astronautas estarían viajando hacia el futuro terrestre. Por otro lado, teóricos como Stephen Hawking especulan que, de ser lo suficientemente anchos, los agujeros negros incluso podrían funcionar como portales unidireccionales hacia Universos paralelos.
Túnel abreviado (Puente Einstein-Rosen)
Se trata del famoso ‘agujero de gusano' que conecta a dos puntos del espacio-tiempo arbitrariamente alejados. Estos atajos matemáticos son propuestos como una de las posibles soluciones para las diez ‘ecuaciones del campo de Einstein'.
Aunque todavía no hay pruebas experimentales de su existencia, el físico estadounidense Kip Thorne probó en 1988 que estos objetos hipotéticos
son compatibles con la Teoría general de la relatividad.
Se piensa que ciertas partículas subatómicas serian capaces de viajar al pasado a través de estos puentes si fueran estabilizados por suficiente tiempo.
El agujero de gusano visualizado en la película interestelar se basó en ecuaciones reales que lo describen. Para tal fin, Thorne fungió como asesor científico del filme.
Restirador electromagnético (Energía negativa)
Físicos teóricos como el estadounidense Michio Kaku sugieren que cantidades masivas de este Ingrediente exótico podrían estabilizar la geometría de
los agujeros de gusano microscópicos y, de esa forma, volverlos túneles de dimensiones macroscópicas.
Se trata de una fuerza de vado (o 'energía del punto cero') que, bajo ciertas circunstancias, provoca la atracción entre dos objetos separados por menos de un micrómetro.
Este fenómeno fue predicho por el físico holandés Hendrik Casimir , pero fue comprobado experimentalmente hasta la década de los noventa.
Se debe a variaciones cuánticas en el campo electromagnético que permea a dos cuerpos (por ejemplo dos placas metálicas paralelas), los cuales experimentan a su vez una diferencia en las presiones internas y externas de radiación.
Lienzo primordial (Espuma cuántica)
De existir a escalas microscopías, los agujeros de gusano serían encontrados en esta sustancia, la cual podrá ser el componente más fundamental de nuestro Universo.
El concepto fue propuesto en 1955 por el físico estadounidense John Wheeler y es de suma importancia para quienes buscan una teoría del todo a través de una aproximación cuántica a la tuerza gravitacional, lo cual aún es necesaria para explicar vacíos teóricos sobre el viaje en el tiempo.
En pocas palabras, la espuma cuántica consiste en diminutas fluctuaciones en la geometría del espacio-tiempo comparables a burbujas que aparecen y se revientan aleatoriamente. Se especula que, por su parte, la famosa energía oscura podrá ser una manifestación cósmica de este material prístino.
Bucles paradójicos (Curvas temporales cerradas)
Constituyen otra solución legítima a las ecuaciones del campo de Einstein, y representan segmentos curvos del espacio-tiempo capaces de deformarse y retomar a uno de sus puntos anteriores.
Sin saberlo, el físico Willem Jacob van Stockum (considerado el primer científico en teorizar sobre el viaje en el tiempo) las descubrió en 1937.
Fue gracias a las contribuciones del filósofo y matemático austríaco Kurt Gódel que desde 1949 se le conocía estos fenómenos por su nombre actual y se les relacionó con las bases matemáticas para explicar retornos temporales.
Para algunos físicos los objetas macroscópicos no podrían viajar a través de estos bucles, pues se violaría la ley de causalidad (por ejemplo que un viajero regresara de su travesía temporal antes de emprenderla).
Transbordadores infinitos (Cuerdas cósmicas)
Como consecuencia del Big Bang pudieron haberse formado filamentos que se extenderían a lo largo de todo el Universo.
Aunque serían extremadamente delgados, con un radio de 10 a 28 cm tendrían una densidad descomunal de energía y masa.
En 1991 el físico J. Richard Gott descubrió que estos hilos hipotéticos podrían servir para generar cuerdas temporales cerradas. Si un par de cuerdas cósmicas paralelas se acercaran lo suficiente (mientras viajan a casi la velocidad de la luz) se distorsionaría el espacio-tiempo de tal modo que se podría visitar un punto reciente del pasado.
En algunas interpretaciones matemáticas se les relaciona con la famosa Teoría de cuerdas, la cual podría unificar algún día a la mecánica cuántica con la Teoría de la relatividad general.
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