Los djinns son seres míticos de la tradición semítica. Su origen es anterior al Islam y ya figuran en la mitología mesopotámica bajo la idea de los genios. Son entidades similares a otras razas elementales de las diferentes culturas y se cree que hay djinns buenos, que ayudan al ser humano, mientras que otros pueden ser malignos.
El Islam incorporó la antigua fe en estos genios, aglutinando diferentes criaturas bajo la misma denominación, de ahí que actualmente estén presentes dentro del mundo de las creencias de todos los pueblos de religión musulmana.
Pueden actuar como duendes causando trastornos en el hogar o como (tentadores) en el desierto. Pueden ser ladrones nocturnos o protagonistas de posesiones
malignas, pues tienen la capacidad de influenciar espiritual y mentalmente al ser humano. También son guardianes de tesoros fabulosos.
Según el Corán, los genios o djinns son seres creados de fuego sin humo, junto a los hombres y a los ángeles son la tercera clase de entidades fabricadas por Dios: (Hemos creado al hombre de barro, de arcilla moldeable. Antes, del fuego ardiente habíamos creado a los genios).
Los djinns comparten el mundo físico con los seres humano, y aunque tienen una naturaleza invisible, cuando se materializan pueden adoptar diferentes formas.
Pueden adquirir el aspecto de animales, presentarse con la apariencia de una mujer hermosa y materializarse en forma híbrida y quimérica, mitad reptil, mitad humana, con garras, cuernos, rabo y otros atributos animales. Según la tradición bereber, suelen habitar o hacer acto de presencia en las viejas ruinas y frecuentan, sobre todo, la noche.
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