En los años 70, los científicos de la Unión Soviética dejaron su huella en la península de Kola, en el norte de Rusia y fronteriza con Finlandia: un gigantesco agujero de 12,262 metros de profundidad que continúa siendo el mayor realizado por el ser humano en la superficie continental.
El objetivo era llegar a los 15,000 metros, pero las altas temperaturas encontradas, 180 °C en lugar de los 100 esperados, hicieron imposible seguir con la perforación. El proyecto se detuvo, pues continuar habría requerido trabajar a temperaturas de unos 300 °C, insostenibles para la broca perforadora.
El agujero penetró un tercio de la profundidad de la corteza continental báltica (estimada en unos 35 kilómetros) y alcanzó rocas con edades de más de 2,500 millones de años. Se encuentra abandonado por completo desde 2005, por falta de fondos.
El sitio, conocido como Pozo Superprofundo de Kola, permitió saber que en aquellas profundidades existía agua, formada probablemente por el oxígeno e hidrógeno sometidos a la enorme presión de las rocas; a diferencia del agua subterránea, este líquido probablemente se origina de los minerales propios de la corteza terrestre, algo que nunca había sido observado.
También, otro descubrimiento extraordinario: a una distancia de 6.7 kilómetros, se encontraron fósiles microscópicos, 21 especies de plancton unicelular. Preservados debido a las altas temperaturas y presiones, cubiertos por carbono orgánico y nitrógeno, hacen suponer que son auténticos vestigios de la vida más antigua en nuestro planeta.
Los siguientes son los agujeros artificiales más profundos que se hayan realizado, con propósitos de investigación o extracción petrolífera:
Sakhalin-I, Rusia Profundidad : 12,376 metros
Campo petrolero Al Shaheen, Qatar Profundidad : 12,290 metros
Campo Bertha Rogers, Oklahoma, Estados Unidos Profundidad : 9,583 metros
Programa de perforación profunda de Alemania. Windischeschenbach, Bavaria, Alemania Profundidad : 9,101 metros
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