Desde principios del año 2000 se propagó un mensaje en Internet que advertía sobre tener cuidado con los sobres de correo postal y como justificación, describía una anécdota que resultó ser una leyenda urbana.
Trataba sobre una mujer que trabajaba en una oficina de correos.
Un día decidió lamer la franja de pegamento de los sobres para sellarlos y no usar la esponja humedecida destinada para ese fin.
Durante la tarea, se cortó la lengua con uno de los sobres. No había tenido alguna molestia hasta que días después detectó una inflamación.
Cuando comenzó a sentir mucho dolor, fue con el médico y éste la sometió a una cirugía exprés.
Al cortar la lengua en la parte de la herida, salió una pequeña cucaracha viva. Al final se explicaba que el sobre tenia huevecillos de esos insectos, los cuales se incubaron en la lengua.
Esta cadena de correo electrónico derivó de otra leyenda urbana que aparentemente se inventó para desprestigiar algunas marcas de comida rápida en Estados Unidos.
Se contaba que una joven había comido un alimento que contenía huevecillos de cucaracha, lo que provocó el mismo problema clínico que la mujer de correos.
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