Jesucristo puede ser el hombre más famoso que jamás haya vivido.
Pero, ¿cómo sabemos que lo hizo?
La mayoría de los historiadores teológicos, cristianos y no cristianos por igual, creen que Jesús realmente camino sobre la Tierra.
Esta conclusión la toman a partir de la evidencia textual de la Biblia, sin embargo, también toman en cuenta la extraña colección de reliquias que desfilan como evidencia física en las iglesias de toda Europa.
Sin embargo las pruebas físicas de la vida y muerte de Jesús resisten aun al escrutinio científico.
Aquí mencionamos algunas pruebas de Jesús, el hombre, que camino sobre la Tierra:
La Biblia
El mejor argumento a favor de Jesús como una persona es por supuesto, la Santa Biblia misma.
Los evangelios sinópticos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan se cree por los estudiosos que han sido escritos por cuatro de los discípulos de Cristo en las décadas después de su crucifixión.
Todavía hay otros evangelios, no canonizados, pero escritos por contemporáneos de Jesús.
Muchos detalles difieren entre los distintos relatos de su vida y de su muerte, pero también hay un alto grado de superposición y, a través de siglos de un cuidadoso análisis, eruditos bíblicos han llegado a un perfil general de Jesús, el hombre.
Aunque algunos libros han argumentado recientemente que Jesús nunca existió, la evidencia de que lo hizo es convincente para la mayoría de los estudiosos, ya sean cristianos o no cristianos.
La corona de Cristo
Antes de que Jesús fuera crucificado, los Evangelios dicen, que los soldados romanos pusieron una corona de espinas en la cabeza como una burla dolorosa de su soberanía.
Muchos cristianos creen que el instrumento espinoso de tortura aún existe hoy en día, aunque en pedazos esparcidos por toda Europa.
Una corona casi completa se encuentra en la catedral de Notre Dame en París.
La historia documentada de la corona de espinas de Notre Dame se remonta por lo menos 16 siglos (pero no llega al 30 dC).
Debemos de agregar que la corona de Notre Dame es un círculo entrelazado, totalmente desprovisto de espinas.
Los Rollos del Mar Muerto
Uno de los hallazgos arqueológicos más importantes que se remonta en realidad a la época de Jesús puede o no puede proporcionar evidencia de su existencia, dependiendo de a quién le pregunte.
Los Rollos del Mar Muerto, son un vasto tesoro de pergaminos y papiros encontrados en una cueva en Israel en la década de 1940, fueron escritos en algún momento entre el 150 aC y el 70 dC.
En un solo lugar, los rollos se refieren a un "maestro de la justicia." Algunos dicen que el maestro es Jesús. Otros argumentan que podría ser cualquiera.
Los clavos de la cruz
En un documental llamado "Los clavos de la cruz", que salió al aire en 2011 en el Canal History, se cuenta la historia de dos clavos supuestamente descubiertos en una tumba de 2.000 años de antigüedad en Jerusalén. Se presenta evidencia circunstancial de lo que parece sugerir los restos oxidados que alguna vez clavaron a Jesús en la cruz.
La tumba en la que se encontraron los clavos es considerada por algunos como la de Caifás sumo sacerdote judío, que preside el juicio de Jesús en el Nuevo Testamento.
Reuters informó de que la mayoría de los expertos y académicos expresaron que la idea era muy descabellada y lo calificaron como un truco publicitario.
Resulta que los trucos publicitarios abundan cuando se trata de los clavos de la crucifixión.
En 1911, el erudito Herbert Thurston conto todos los clavos que estaban en ese momento y se creían, se utilizaron para crucificar a Jesús. Aunque se suponía que sólo existían tres o cuatro clavos (el número exacto es tema de debate) que habrían fijado a Cristo a la cruz alrededor del año 30 dC, en 1911, 30 clavos sagrados eran venerados a través de Europa.
Astillas de madera de la Santa Cruz
Hay suficientes astillas de la "Vera Cruz" (la cruz en la que Jesús fue crucificado) y se encuentran dispersas por toda Europa hasta se podría llenar un barco, de acuerdo a esta famosa frase del teólogo del siglo 16 Juan Calvino: No hay abadía tan pobre como para no tener un ejemplar.
En algunos lugares, hay fragmentos grandes, como en la Santa Capilla de París, en Poitiers, y en Roma, donde se dice que un crucifijo de buen tamaño que se han hecho de ella.
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