Esta isla es considerada parte del archipiélago Galápagos, con un área de 173 km2 y en la actualidad apenas 100 habitantes que residen cerca del puerto Velasco Ibarra, Floreana fue avistada en marzo de 1535 por el navegante español Tomás de Berlanga.
Se le llamó originalmente Isla Carlos, y su nuevo nombre celebra la memoria de Juan José Flores, el primer presidente de Ecuador, durante cuyo mandato dicha nación tomó posesión de las Galápagos.
Charles Darwin la recorrió en 1835 en la segunda expedición naturalista del navío HMS Beagle.
Sin embargo ése no fue el hecho más destacado de su historia.
En 1929 Dore Strauch, una maestra casada con un anciano, y Friedrich Ritter, un dentista de Berlín, decidieron dejar a sus respectivos cónyuges y refugiarse en un lugar apartado del mundo donde pudieran vivir su amor con toda libertad.
Viajaron a la isla, edificaron una casa con láminas de metal, cultivaron una pequeña parcela y creyeron ser la versión moderna de Adán y Eva.
Por lo general andaban desnudos en la vegetación y sólo se vestían cuando llegaban visitas.
Después de ellos llegó el matrimonio conformado por Heinz y Margaret Wittmer y su hijo; en la isla nació el segundo, el primer nativo de Floreana.
Todo cambió en 1932 con el arribo de la supuesta baronesa austríaca Eloise Wagner de Bousquet, quien planeó construir un exclusivo hotel para millonarios.
Asistida por sus dos amantes, Lorenz y Phillipson, se convirtió en una tirana que sometía a los floréanos con el poder del látigo y la pistola.
En 1934 la tensa situación derivó en un crimen pasional. La "baronesa" y Philippson desaparecieron, el esqueleto de Lorenz fue hallado en la playa de un islote cercano y el doctor Ritter falleció envenenado.
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