Científicos han descubierto insectos muy bien conservados en ámbar que datan de más de 230 millones de años justo en la era del Triásico.
El proceso de preservación se produce cuando el insecto queda atrapado en la resina de árbol que luego se endurece y eventualmente se fosiliza, lo que resulta en una muestra que puede sobrevivir durante cientos de millones de años.
La caza en este caso fue particularmente cuidadosa porque los insectos son demasiado pequeños para verlos a simple vista. Los investigadores tenían que examinar cuidadosamente más de 70.000 gotas de ámbar con el fin de encontrar lo que estaban buscando.
Este hallazgo es unos 100 millones de años más antiguo de lo que habían sido las criaturas más antiguas conocidas anteriormente atrapados en la resina de árbol fosilizada, o ámbar.
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