Durante las décadas de 1940 y 1950 Argentina, Chile y Gran Bretaña formularon una serie de reclamos por la soberanía del polo sur; sin embargo, no fueron los únicos países que quisieron anexar la región a su territorio, lo cual no convenía a los intereses de otras naciones.
Por ello y tras los resultados del Año Geofísico Internacional (1957-1958) en materia científica en la Antártica, en noviembre de 1959 representantes de Argentina, Australia, Bélgica, Chile, la República Francesa, Japón, Nueva Zelandia, Noruega, la Unión de África Sur, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Gran Bretaña, Irlanda del Norte y Estados Unidos se reunieron en Washington D.C. para llegar a un acuerdo que beneficiara a todos los países, protegiera al continente y fomentara la cooperación en materia de investigación.
Tras una serie de cabildeos, los representantes firmaron el 1 de diciembre de 1959 el Tratado Antártico, el cual contiene 14 artículos que fomentan la cooperación internacional, nulifican cualquier reclamo a la soberanía del continente y evitan la experimentación con armas nucleares en la región.
El Tratado entró en vigor en 1961 y ha evitado conflictos entre varias naciones, sobre todo Chile, Argentina y Gran Bretaña.
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