Hasta 1976, la queja había sido siempre que los OVNIs parecían resistirse a ser detectados en el radar lo que implicaba que fueran más imaginarios que extraterrestres.
Todo eso cambió cuando en la madrugada del 19 de septiembre de 1976, jets combatientes iraníes (esto fue antes de la Revolución Islámica, cuando los EE.UU. e Irán eran aliados cercanos) fueron enviados a perseguir a un ovni que realizaba violentas maniobras en los cielos de Teherán después de que varias estaciones de radar captaron la nave .
Aún más impresionante, El OVNI afecto el sistema de navegación de los jets cuando se acercaron demasiado, lo que hizo a sus equipos electrónicos inservibles y en un caso, incluso causando que el sistema de reacción de armas de uno de los jets fallara por completo .
El incidente es considerado como uno de los principales encuentros OVNI que se haya registrado, no sólo por la calidad y la preponderancia de la evidencia (la nave pudo ser captada por el satélite militar DSP-1), sino por el impacto directo que tuvo en la instrumentación y radares de los diferentes aviones involucrados en la persecución.
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