Así lo afirma un estudio reciente que basó sus observaciones en una constante de la naturaleza llamada “alpha”, cuyo valor varía en distintas regiones del cosmos
Nueva evidencia sostiene que los seres humanos vivimos en un área del Universo que está hecha especialmente para nuestra existencia. El controversial hallazgo se obtuvo observando una de las constantes de la naturaleza, la cual parece ser diferente en distintas partes del cosmos.
De estar en lo cierto se opondría al principio de equivalencia de Albert Einstein, el cual postula que las leyes de la física son las mismas en donde sea. “Este descubrimiento fue una gran sorpresa para todos”, dice John Webb, de la Universidad de New South Wales, en Sidney (Australia ), líder del estudio.
Aun más sorprendente es el hecho de que el cambio en la constante parece tener una orientación, creando una “dirección preferente”, o eje, a través del Universo. Esa idea fue rechazada más de 100 años atrás con la formulación de la teoría de la relatividad de Einstein.
El centro del nuevo estudio, publicado en el Physical Review Letters, lo ocupa la sutil estructura de la constante conocida como “alpha”. Este número determina la fuerza de las interacciones entre la luz y la materia.
PRUEBAS TELESCÓPICAS
Una década atrás, Webb uso las observaciones del telescopio Keck, en Hawai (EE.UU.), para analizar la luz de galaxias distantes llamadas “quasars”. La información sugirió que el valor del número “alpha” era muy ligeramente más pequeño cuando la luz “quasar” era emitida 12 billones de años antes de que aparezca hoy en día en la Tierra .
Ahora, el colega de Webb, Julian King, de la misma universidad, ha analizado la información desde el telescopio llamado “Very Large Telescope” (VLT) en Chile , el cual apunta a una región distinta del Universo.
La información obtenida desde el VLT sugiere que el valor de “alpha” es en cualquier parte del cosmos ligeramente más alto que en la Tierra. La diferencia, en ambos casos, es de alrededor de una millonésima parte del valor que la constante tiene en nuestra región del Universo y propone que el número “alpha” varía en el espacio, caso contrario al del tiempo.
“Esperaba tranquilamente que encontraríamos lo mismo que encontró (el telescopio) Keck”, dijo King a la revista Newscientist, y agregó que “Esto fue realmente impactante”.
EL UNIVERSO DIVIDIO EN DOS
Por otra parte, el análisis que hizo el equipo, de alrededor de 300 mediciones del “alpha” en la luz proveniente de varias partes del espacio, sugiere que la variación no es al azar, sino estructurada. El Universo parece tener un “alpha” grande en un lado y uno pequeño en el otro.
Este polo del cosmos coincide en el lugar de un grupo de galaxias misteriosamente moviéndose hacia los límites del Universo. Y, sin embargo, se aleja de un segundo polo inexplorado, llamado “el eje del mal”, en los resplandores del Big Bang.
La Tierra se ubica en alguna parte del medio de los extremos, según la constante “alpha”. Si esto es correcto, explicaría por qué dicha constante parece tener un valor sutilmente sintonizado que permite la química, y por lo tanto la vida, como la conocemos.
Con un aumento de 4% al valor de “alpha”, por ejemplo, las estrellas no podrían producir carbón, haciendo nuestra bioquímica imposible, según información de New Scientist.
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