Es tolerante al clima seco, pequeño y resistente a la cocción, y también podría ser la clave para combatir el cáncer de colon. Se trata del frijol tépari, que está siendo estudiado por especialistas que han encontrado en esta semilla lectinas o proteínas capaces de adherirse a las células cancerígenas y eliminarlas.
Roberto Ferriz Martínez, investigador de la Universidad del Valle de México, campus Querétaro, y miembro del equipo de trabajo, consideró que la semilla, todavía en las primeras etapas de estudio, promete ser un importante auxiliar contra el cáncer.
"Usamos un compuesto del frijol. (Hay quien) piensa que comiendo el frijol se va a curar del cáncer, pero no, la lectina tiene que ser extraída. Es una proteína que utilizamos ya no como parte del alimento, sino como un fármaco", explicó. "Se han estudiado muchas leguminosas, entre ellas el frijol común, que también tiene lectinas. Pero no han sido tan fuertes como el tépari".
Conocido también como frijol del desierto, se comenzó a cultivar en México hace más de 500 años. La calidad biológica de su proteína es superior a la del frijol común. Por su resistencia a la sequía, la FAO ha recomendado que sea cultivado en regiones áridas del mundo.
La idea de usar el frijol tépari surgió cuando uno de los colaboradores de la investigadora de la Universidad de Querétaro, Teresa García Gasca, líder del equipo de trabajo, llevó a ese estado la planta explicando que se le atribuían propiedades curativas.
"Dijimos, vamos a ver qué pasa si lo probamos en líneas celulares de cáncer de mama, cervicouterino y cáncer de colon, siendo las de este último las más susceptibles a este tipo de lectina", indicó Ferriz Martínez. "Posteriormente, hicimos una prueba piloto para darnos una idea de cómo actuaba en animales, y pudimos observar una disminución significativa (del cáncer) en aquellos que fueron tratados con esta proteína".
Las lectinas se unen identificando sitios específicos del cáncer, en este caso, azúcares de la membrana celular.
"Hay un incremento en el número de glúcidos, azúcares de la membrana de la célula cancerígena que la lectina reconoce fácilmente y a las que se une para provocar, posiblemente, la muerte celular", añadió el especialista. "Es lo que pensamos que está haciendo. También vamos a hacer la prueba molecular, a ver qué genes se prenden y cuáles se apagan".
Tras los resultados obtenidos con la prueba piloto, el equipo de investigadores inició, hace tres meses, un nuevo estudio en cerca de 40 ratones. Los resultados podrían estar listos en 2010.
"Si (los resultados) son iguales a los de la prueba piloto, lo vamos a llevar a otro nivel. Lo tenemos que probar en tres especies diferentes, además de la que ya estamos estudiando", indicó Ferriz Martínez, quien calculó que falta una década para que pueda ser probado en seres humanos.
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