Una joyera chilena diseña bijouterie con trozos de asteroides caídos en el desierto de Atacama. Los collares y aros vienen con certificado de autenticidad
La joyera Verónica Reyes hizo posible que los chilenos luzcan trocitos de cielo gracias a sus diseños en orfebrería a partir de meteoritos que ella misma recolecta en el desierto de Atacama, en el norte del país.
Los anillos, collares y aros se venden acompañados de un certificado de autenticidad de los meteoritos procedente de la Universidad de Chile, donde el profesor Carlos Roeschmann acredita su validez, aseguró la diseñadora.
Cada día caen meteoritos a la Tierra como consecuencia de colisiones entre asteroides que dejan atrás rocas de pocos metros de diámetro que en unas decenas de millones de años llegan a las puertas de nuestro planeta, difíciles de atravesar.
Para conseguir estos pedazos de asteroide, Reyes viaja con un grupo de colaboradores al norte de su país, en uno de los ambientes más áridos del mundo, donde se instalan por unos días aprovisionados de comida y gasolina y protegidos del viento detrás de algún cerro.
"Trabajamos desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde, hacemos una elipse de dispersión y nos movemos con tecnología GPS para poder localizar los parámetros en los que se encuentran los meteoritos", explicó Reyes.
En el caso de encontrar un tipo de meteorito nuevo, hace falta enviar la pieza a la Nasa, donde Mike Solensky u otros investigadores determinan su procedencia y composición físico química.
Reyes empezó buscando meteoritos para investigaciones científicas con la Nasa, hasta que un día decidió aprovechar una de las rocas estelares para diseñarse a sí misma un colgante.
Rápidamente se convirtió en la envidia de sus amigas, que empezaron a pedirle diseños parecidos, y en tan solo dos años nació Siderita, la empresa joyera que exporta sus productos a Europa y Estados Unidos.
Según la artesana, son los europeos y los norteamericanos quienes conocen mejor los meteoritos, por lo que el perfil inicial de sus clientes eran geólogos, astrónomos y profesionales esotéricos de esta procedencia.
Sin embargo, las chilenas se muestran cada día más interesadas en un tipo de joyas que según la orfebre, los indígenas norteños ya intentaban trabajar, cuando separaban el níquel de los cristales de olivino para crear diferentes objetos.
Verónica Reyes prepara para este año una nueva colección inspirada en diseños típicos chilenos propios de los indígenas del norte, a partir de meteoritos y otras piedras comunes en Chile, como el lapislázuli, y promete una línea solo para hombres, que asegura que son una parte importante de sus clientes.
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