A la orilla del Puelo, un lago turquesa, vuelve a funcionar el hotel Ulaa Patagonia. Los turistas ya ni se paraban por estas latitudes, en la X región de los Lagos chilenos, hasta que a principios de este año corrió la noticia del descubrimiento de un bosque de alerces vivos de cerca de 6 mil años de antigüedad.
Estos árboles patagónicos en peligro –por culpa de la tala ilegal– miden entre 50 y 60 metros de altura y cinco metros de diámetro. Su madera es ligera y de color rojiza, y sus hojas en forma de espátula.
El bosque, zona protegida por la UNESCO, forma parte de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Andino Norpatagónica, que comparten Argentina y Chile.
El Ulaa Patagonia, nuevamente vuelve a tener huéspedes ansiosos de fotografiar estos gigantes que se encuentran a dos horas del lugar.
En 220 hectáreas se distribuyen sólo 10 cabañas. Para visitar a los vecinos hay que caminar un kilómetro de distancia.
Las cabañas son de dos pisos, tienen chimenea, sillones reclinables y baño propio. Arriba está la terraza, sin ningún obstáculo a la vista, sólo árboles y el espejo del agua.
Los mismos lugareños fungen como guías en las siete excursiones programadas, con una duración de cinco horas o más.
Además de la visita a los arces, hay un paseo en una balsa muy rústica por toda la orilla del lago Puelo.
Los recorridos se complementan con la visita a las casas de estas personas, quienes tendrán lista la comida, después de una larga caminata por el bosque.
Se toman un tiempo para enseñar la forma en la que se deben cultivar algunos frutos y cómo se preparan. Por cierto, todos los alimentos que se sirven en el hotel son orgánicos. Tiene su propio huerto e invernadero. Incluso, dan clases de tejido durante la sobremesa. Uno de los momentos más esperados, es sentarse a escuchar las leyendas.
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