La eliminación de la carroña del campo y la falta de medidas conservacionistas han llevado a una situación extrema a estas aves
Las noticias sobre buitres atacando al ganado son cada vez más numerosas, e incluso algunos ganaderos han grabado en vídeo a estas rapaces acosando a reses parturientas. Los cambios producidos en el campo en los últimos años explicarían este comportamiento, inusual en unos animales exclusivamente carroñeros. Asimismo, los expertos recuerdan que la mayor parte de estas especies, necesarias por otra parte en el equilibrio de la naturaleza, se encuentran en una delicada situación.
El auge de la ganadería industrial propició el incremento de los buitres en una parte de España, ya que los restos de estas granjas intensivas abandonados al aire libre se convertían en su alimento. Sin embargo, la aparición de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EBB), más conocida como "mal de las vacas locas", supondría un cambio radical en esta situación. Dentro de las medidas para evitar el contagio de la enfermedad, se obliga a los ganaderos a hacerse cargo de estos desechos, implantándose servicios de recogida de reses muertas. En este sentido, la Ley de Epizootias ya prohibía desde 1952 el abandono de animales muertos y los muladares (lugares donde se dejan los restos del ganado), aunque en la práctica no se respetaba. Finalmente, la EBB llevó a la Unión Europea a adoptar una normativa (RE 1774/2002) que se cumplió a rajatabla.
De esta manera repentina, los buitres y el resto de aves necrófagas se quedaron sin alimento. Para evitar su desaparición, los responsables institucionales europeos aprobaron diversas normas para permitir su sustento bajo ciertas condiciones. Por ejemplo, el año pasado se aprobó un decreto para que las aves carroñeras pudieran volver a alimentarse en los muladares con cadáveres enteros, tras las consiguientes pruebas rápidas de la EBB.
Sin embargo, la aplicación de estas medidas no ha sido del todo correcta, según un manifiesto firmado por diversas asociaciones centradas en la conservación de estas aves (Izate, Sear, Triacanthos, Fondo Amigos del Buitre, Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza y Saiak). En algunos casos, afirman, las administraciones han gestionado mal los puntos de alimentación, permitiendo enormes muladares controlados por empresas privadas. Los expertos sostienen que estas instalaciones han aumentado el riesgo de contagio de enfermedades entre las aves y de mortalidad provocada por residuos de medicamentos veterinarios.
En este sentido, un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) daba a conocer a primeros de año un estudio en el que detectaban altas concentraciones de antibióticos en la sangre de tres especies de buitres salvajes de la zona de Segovia y Madrid. Asimismo, encontraban restos de fármacos en el hígado y lesiones en el riñón e hígado en algunos ejemplares hallados muertos. Según los investigadores, este hecho podría ser una de las causas de la regresión de los buitres en España.
No obstante, otros especialistas creen que este estudio no refleja un problema de conservación grave y global, y consideran más alarmante la escasez de carroña. El hambre empujaría por tanto a estas aves a acosar al ganado. En cualquier caso, los expertos matizan que se ataca sobre todo a reses moribundas o muy debilitadas, como las reses parturientas, de las que también pueden aprovechar la placenta, pero en ningún caso al ganado sano.
Buitres en peligro
Los expertos aseguran que las especies el buitre negro (Aegypius monachus), el alimoche (Neophron pernoptrus) y el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), se encuentran en una situación muy delicada. En concreto, se considera al alimoche "en peligro de extinción" y al buitre negro como especie "vulnerable". Por su parte, el buitre leonado (Gyps fulvus), - con cerca de 2,6 metros de envergadura - habría logrado librarse de la amenaza de extinción.
Las organizaciones especializadas en estas aves insisten en el desfase producido en los últimos años entre su número y la cantidad de alimento disponible. Por ello, poblaciones enteras de aves se han visto obligadas a vagar de una autonomía a otra - pueden volar en un día más de 200 km.-, lo que ha aumentado las posibilidades de electrocuciones, envenenamientos, colisiones con aerogeneradores, atropellos en carretera, etc.
En el resto del mundo, la situación tampoco es la mejor para otras especies, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En Asia, el buitre de cabeza roja (Sarcogyps calvus) y el egipcio (Neophron percnopterus) han pasado a ser una especie en peligro crítico. En África, el buitre de cabeza blanca (Trigonoceps occipitalis) se encuentra ahora en situación vulnerable, y el buitre de manto blanco (Gyps africanus) y el buitre moteado (Gyps rueppellii) también ha empeorado al formar parte de las especies casi amenazadas.
Posibles soluciones
Las asociaciones en defensa de estas especies afirman que las soluciones pasan por garantizar el acceso a un alimento que no ponga en peligro su salud, por aplicar eficazmente las normativas de conservación, y por devolver las relaciones naturales entre la ganadería tradicional y estas aves.
Por ello, critican el actual sistema de recogida de cadáveres animales, más si cabe cuando suponen un gasto de dinero público que podría evitarse de forma natural y permitiría la supervivencia de estas especies. Y es que los buitres son unos perfectos recicladores gratuitos: un ejemplar elimina 180 kilos de carroña al año, ahorra 50 litros de gasóleo y una tonelada de gases de efecto invernadero. Asimismo, recuerdan que los buitres nunca han sido enemigos de los ganaderos tradicionales, sino que han convivido en una relación en la que ambos salían beneficiados. Por ello, algunos expertos reclaman la sustitución de los grandes muladares por una gran diversidad de pequeños, en los que se garanticen los controles sanitarios.
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