En las selvas de niebla de América Central, Colombia, Ecuador y Perú, el verde intenso se combina con algunas pinceladas de color, diminutos rostros de simio agitados por la cadencia del viento.
Una mirada más cercana y se descubre el engaño revelando la identidad vegetal de las criaturas.
Ese peculiar disfraz es característico de las orquídeas del género Drocute (“pequeño dragón“ en latín), de las cuales algunas especies solo se han visto una vez y están en peligro de extinción.
El rasgo que más las “primatiza“ es una especie de labio protuberante que tiene una función imitadora, pero no de los monos, sino de los hongos que atraen a las moscas polinizadoras de estas orquídeas, y cuyo olor llegan a igualar.
Los “ojos“están formados por pétalos y la “nariz" por el pistilo, el aparato reproductor de la planta
Solo florecen con más del 80% de humedad y entre los 4-5°C de noche y no más de 21.5 °C durante el día.
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