En abril de 1986, la central nuclear de Chernóbil sufrió la peor crisis nuclear de la historia.
Avanzaron rápido ya 27 años y en el lugar de radiación extrema y mortífera ha florecido un parque de vida silvestre accidental.
Justo después de la medianoche el 25 de abril de 1986, el reactor Nº 4 de Chernóbil entró en crisis.
Entre el caos que esto provoco, se contaminaron más de 100,000 kilómetros cuadrados de terreno, 350,000 personas fueron desplazadas, y nubes de polvo radiactivo fueron arrojadas hacia el cielo.
Cuando las autoridades bloquearon el área, se especuló que esta zona no sería capaz de soportar vida en esa área durante miles de años, y entonces sucedió algo inesperado.
A 27 años de la crisis, Chernóbil se ha convertido en un parque de vida silvestre por accidente.
En ausencia de los seres humanos, los animales locales se convirtieron en especies prósperas y longevas que no se habían visto durante décadas en el lugar… han regresado.
Linces, osos, alces regresaron a la zona. Lo más sorprendente de todo, ninguno de ellos estaba sufriendo los efectos del envenenamiento por radiación.
En todos los años que siguieron, sólo uno que otro ratón se ha encontrado con síntomas del cáncer.
En conclusión, un desastre nuclear en toda regla en realidad es menos perjudicial para la fauna que la simple existencia humana.
En 1986, la incursión humana significaba que sólo 100 búhos reales existían cerca del conjunto en Ucrania. Para el año 2006, se había establecido una gran colonia en Chernóbil y en la actualidad están floreciendo.
A la luz de esta evidencia, se ha sugerido teorías de conspiración diciendo que se esparcieron residuos nucleares en estas áreas para mantener a raya a los seres humanos.
Actualmente, Chernóbil sigue estando más o menos fuera de los límites para los limites permisibles de radiación que puede soportar una persona.
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