El ritual de arrancar uno a uno los pétalos de una margarita hasta saber si el último coincide con el "me quiere" o con el "no me quiere" es una tradición arraigada casi por todo el planeta. presente desde siempre.
Su origen es incierto, aunque hay quien apunta a una práctica china que consistía en introducir dicha flor en un bolsillo y si se mantenía fresca era porque el emparejamiento iba a ser feliz; sí se secaba, en cambio, era aconsejable no casarse.
El paso a Occidente habría introducido el deshoje de los pétalos que se desprenden fácilmente y que pueden ser pares o impares, lo que mantiene la incertidumbre.
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