Un buzo cargando un equipo que trata de reconocer los sonidos de los delfines y generar respuestas en tiempo real en breve intentará comunicarse con los delfines en la costa de Florida.
Si se tiene éxito, será un gran paso hacia la comunicación bidireccional entre los humanos y los delfines.
Desde la década de 1960, los delfines en cautiverio se han estado comunicando a través de imágenes y sonidos.
En la década de 1990, Louis Herman del Laboratorio de Mamíferos Marinos en Honolulu, Hawái, descubrió que los delfines pueden hacer un seguimiento de más de 100 palabras diferentes.
También pueden responder adecuadamente a los comandos en los que las mismas palabras aparecen en un orden diferente, comprenden la diferencia entre "lleva la tabla de surf a el hombre" y "lleva a él hombre a la tabla de surf", por ejemplo.
Pero la comunicación en la mayoría de estos primeros experimentos fue de un solo sentido, dice Denise Herzing, fundador del Proyecto Delfines en Júpiter, Florida. "Crean un sistema y esperan que los delfines lo aprendan, y lo hacen, pero los delfines no están facultados para utilizar el sistema para pedir las cosas a los humanos," comento.
Desde 1998, Herzing y sus colegas han estado intentando la comunicación bidireccional con los delfines, en primer lugar con rudimentarios sonidos artificiales, después, para que asocien los sonidos con cuatro iconos grandes en un "teclado" submarino.
Al señalar sus cuerpos en los diferentes símbolos, los delfines pueden hacer peticiones como jugar con un trozo de alga marina o montar una ola en la proa del barco de los buzos, por ejemplo.
El sistema logró llamar la atención de los delfines, dice Herzing, pero no fue suficientemente amigable para los delfines como para tener éxito rotundo.
Herzing ahora está colaborando con Thad Starner, un investigador de inteligencia artificial en el Instituto de Tecnología de Georgia en Atlanta, en un proyecto llamado Cetáceos audición y telemetría (CHAT).
Quieren trabajar con delfines para "co-crear" un lenguaje con las características de los sonidos que los delfines salvajes utilizan para comunicarse con naturalidad.
Saber qué escuchar es un gran desafío. Los delfines pueden producir sonido a frecuencias de hasta 200 kilohertz (alrededor de 10 veces más alta que el tono más alto que podemos escuchar) y también puede aumentar el tono de una señal o extenderla durante un largo período de tiempo.
Los animales también pueden proyectar el sonido en diferentes direcciones sin girar la cabeza, por lo que es difícil usar señales visuales solas para identificar cuál delfín en una manada, para adivinar lo que podría significar un sonido.
Para registrar, interpretar y responder a los sonidos de los delfines, Starner y sus estudiantes están construyendo un prototipo con un equipo del tamaño de un smartphone y dos hidrófonos capaces de detectar toda la gama de sonidos de delfines.
Un buzo llevará el equipo en una caja a prueba de agua en el pecho, y LEDs integrados alrededor de la máscara del buzo que se iluminará para mostrar que un sonido ha sido registrado por los hidrófonos.
El buzo también tendrá un Twiddler (un dispositivo de mano que actúa como una combinación de ratón y teclado) para seleccionar qué tipo de sonido va a hacer en respuesta.
Herzing y Starner comenzarán a probar el sistema en el medio silvestre del delfín manchado del Atlántico (Stenella frontalis) a mediados de este año.
Al principio, los buzos reproducirán una de las ocho "palabras", acuñadas por el equipo para el significado de "algas" o "montar una ola", por ejemplo.
El software va a escuchar si los delfines los imitan. Una vez que el sistema pueda reconocer estas palabras imitadas, la idea es usarlo para resolver un problema mucho más difícil: escuchando los sonidos naturales de los delfines y sacando características más destacadas que puedan ser las "unidades fundamentales" de la comunicación de los delfines.
Una vez que estas unidades son identificadas, Herzing espera combinarlos para hacer señales, como los delfines son los animales que encuentran más interesante el acuño de “palabras” del hombre.
Al asociar el comportamiento y objetos con estos sonidos, puede ser el primero en descifrar los rudimentos del lenguaje natural de los delfines.
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