jueves, enero 06, 2011
Nuestro Mundo victima del Hombre
El Antropoceno es el momento en que el hombre toma el control del planeta, dijo Claude Lorius, un pionero de los estudios sobre el clima, que estima que desde hace 200 años vivimos en una nueva era geológica, en la que el hombre, al acelerar las emisiones de dióxido de carbono, ha desregulado la máquina del mundo.
Modificación del clima, acidificación de los océanos, erosión de los suelos, la biodiversidad amenazada: el hombre es hoy un agente determinante de la vida sobre la Tierra, dijo en una entrevista el glaciólogo francés de 78 años, que recibió en 2008 el premio Blue Planet.
La culpa corresponde a las emisiones de dióxido de carbono cada vez mayores, indica Lorius, coautor, junto con el periodista Laurent Carpentier, del libro "Voyage dans l'Anthropocène" (Viaje al Antropoceno), que esta semana publica la editorial Actes Sud.
"Si hay un indicador de la actividad humana es el gas carbónico: si usted quema un bosque, hace funcionar una fábrica, conduce un coche, todo eso es CO2 (dióxido de carbono)", señala Lorius, una de las grandes figuras de la glaciología, la ciencia que estudia los glaciares.
El concepto del Antropoceno, una nueva época geológica del Cuaternario, consecutiva al Holoceno, que comenzó hace 10 mil años, fue desarrollado en 2002 por el geoquímico holandés Paul Crutzen y desde entonces se ha abierto un espacio en la comunidad científica, indica Lorius.
Para Crutzen, el Antropoceno comienza en el año 1784, cuando James Watt inventó la máquina a vapor.
El Antropoceno podría ser agregado oficialmente al tablón de los tiempos geológicos en el 34 Congreso Internacional de Geología que se llevará a cabo del 5 al 10 de agosto de 2012 en Brisbane, Australia, indica Lorius.
"Para nosotros, sin embargo, esta nueva era es ya una realidad", agrega el glaciólogo francés, quien contribuyó desde los años 50 al estudio de la evolución del clima mediante el análisis de las burbujas de aire atrapadas en el hielo por milenios.
Lorius estuvo entre los primeros que vincularon el aumento de temperaturas y la creciente concentración de dióxido de carbono.
"Tuvimos una suerte extraordinaria. Ocurre que la Antártida era el mejor sitio para darse cuenta de que había un problema global con el clima", cuenta el hombre que comenzó su carrera de glaciólogo en Tierra Adelia, en la base Charcot, en 1956.
Más de cincuenta años después, el científico precisa, sin embargo, que es "pesimista" por el modo como la humanidad se está organizando, a pesar del balance alarmante que año tras año confirma la ciencia.
"Los científicos pueden demostrar que el planeta es uno e indivisible, que sólo hay una atmósfera, un océano, pero no pueden demostrar a los hombres que es de interés común preservar el planeta", señala.
"Que estas dos ideas converjan, creo que yo no lo veré", lamenta, "reunir a interlocutores con intereses tan diversos no es una cuestión de ciencia sino de educación y filosofía", concluye Lorius.
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