El presidente de Zimbabue celebra su 85º cumpleaños con gran lujo mientras el paro, el hambre y el cólera azotan al país
La crisis financiera también se está dejando notar en Zimbabue. Pero no porque hace diez meses la inflación estuviera en el 14.000.000% anual y ahora supere el 231.000.000% (sí, 231 millones por ciento); ni porque 94 de cada 100 personas no tengan trabajo; ni porque siete de sus trece millones de habitantes necesiten ayuda humanitaria urgente para paliar el hambre, según la ONU; ni porque la epidemia del cólera que brotó en agosto haya matado desde entonces a 3.868 personas e infectado a 83.000, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud. Lo que demuestra que el país está atravesando una crisis devastadora es que la fiesta del 85º cumpleaños del presidente Robert Mugabe sólo ha costado 200.000 euros, cifra netamente inferior al millón de euros que costó la celebración del 84º cumpleaños.
La parranda se celebró en Chinhoyi, municipio situado a unos 150 kilómetros al norte de la capital, Harare. En realidad, Mugabe, que está en el poder desde 1980, cumplió años el sábado anterior, 21 de febrero, pero los organizadores del sarao pospusieron la fiesta una semana para recolectar más dinero. Abrieron una cuenta en un banco en el que sólo se admitían dólares estadounidenses. El partido de Mugabe, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), dijo el viernes que la fiesta costaría 200.000 euros, aunque los medios oficiales redujeron la cifra a 10.000.
Para el cumpleaños, al que Mugabe invitó a colegiales de todo el país, se sacrificaron 80 reses, 70 cabras y 12 cerdos. Y se compraron 4.000 porciones de caviar, 3.000 patos, champán francés y 8.000 cajas de bombones.
Patrick Zhuwawo, sobrino de Mugabe y uno de los recolectores del dinero para la fiesta, declaró: "El país está atravesando problemas, pero necesitamos tener un día de homenaje al presidente por los sacrificios que está haciendo por este país". En el pueblo de Chinhoyi se podía leer ayer una pancarta que decía: "La edad no es nada más que una cifra". A menos de un kilómetro del pueblo la cadena estadounidense CNN visitó un hospital público semi desierto. "No hay medicinas", relató una enfermera. "Los pacientes que vienen aquí es porque no tienen otra opción. Y no hay nada que nosotras podamos hacer".
El que sí que podría hacer algo más que las enfermeras es el opositor Morgan Tsvangirai, quien desde hace dos semanas integra un Gobierno de unidad nacional en el que ejerce de primer ministro. Tsvangirai criticó el 84º cumpleaños como "una reunión de unos pocos satisfechos". Este año, en aras de la concordia, Tsvangirai había anunciado su asistencia a la fiesta, pero al final no acudió.
Tras dar buena cuenta de una porción de tarta en la que se leía "Larga vida a Mugabe", el presidente pronunció ayer un discurso: "Unidos (en el Gobierno de coalición) en el esfuerzo, sabremos dar un cambio considerable a nuestra economía". Un día antes, el primer ministro había visitado un hospital en el que se había clausurado la unidad de cuidados intensivos por falta de medios. Tsvangirai declaró que hacían falta unos 30.000 dólares (23.600 euros) para abrirla.
El Gobierno ha pedido dos mil millones de dólares a la comunidad internacional para su reconstrucción. Pero la presencia de Mugabe y sus partidarios en el Gobierno ha hecho que se mantengan las reticencias por parte de la Unión Europea y Estados Unidos.
En su discurso, Mugabe calificó de "sinsentido" la resolución del tribunal de la Comunidad para el Desarrollo de África Meridional (SADC), que ha considerado ilegales las confiscaciones de fincas a 70 granjeros blancos, informa Efe. "Tenemos tribunales aquí, en el país, que pueden determinar los derechos del pueblo", dijo el presidente, en contradicción con una orden del primer ministro, que esta semana ordenó el fin de las confiscaciones.
Hace dos semanas, cerca de ochenta granjeros blancos han sido desalojados de sus tierras, con lo que ya quedan apenas 300, de los 4.000 que había hace diez años, en posesión de sus fincas.
lunes, marzo 02, 2009
Mugabe, de espaldas al pueblo
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