Durante la última semana los continuos bombardeos de la aviación saudita contra los rebeldes de los clanes Houthis que dominan la provincia de Shabwa, sita al este del Yemen, han recrudecido el conflicto.
Contrasta el mínimo seguimiento informativo de esta guerra con el realizado y las condenas internacionales que generó, ahora hace justo un año, la operación israelí contra la franja de Gaza dominada por los terroristas de Hamas.
Tanto los conflictos tribales en Yemen como la intervención extranjera son una constante en la historia de este país situado al sur de la Península Arábiga.
La rebelión de los Houthi comenzó hace ya cinco años, pero desde el pasado verano la intervención terrestre y aérea de las fuerzas saudíes ha incrementado la intensidad del conflicto. Como respuesta, desde la provincia rebelde se bombardea con lanza cohetes el territorio saudita, según fuentes de este país.
Mientras, el Gobierno yemení anunciaba, el día 24 de diciembre, la muerte de una treintena de miembros de Al Qaeda durante un bombardeo en dicha región, figurando entre las bajas el líder de esta organización terrorista en la península Arábiga, que tendría en el territorio rebelde bases permanentes.
F 15 saudí
En este sentido los Estados Unidos estarían nutriendo, además de entregar ayuda militar, con datos de su inteligencia a los mandos yemeníes y saudíes para neutralizar la amenaza de los terroristas yihadistas. En este contexto de guerra, una más de las que tiene que monitorizar el general Petraeus desde el CENTCOM (Mando Central) de los Estados Unidos, las autoridades de Saná han obviado comentar la muerte de unas 70 personas, gran parte de éstos civiles (las tristemente definidas bajas colaterales) en una anterior acción aérea, realizada el día 21, por la RSAF (Royal Saudi Air Force/Real Fuerza Aérea Saudita). El caso es que estamos ante un nuevo conflicto en la región, cuyas consecuencias están por determinar.
En el trasfondo de la intervención saudita estaría, además de la lucha contra el terrorismo, el enfrentamiento entre los chiítas yemeníes y el régimen saudita que se autodenomina como protector de los suníes. La monarquia que dirige Arabia Saudita es más que próxima al wahabismo, que interpreta el Corán de una manera muy estricta y restrictiva, y que ha servido de caldo de cultivo de varios grupos de terrorismo islámico.
En este marco religioso-político no olvidemos que la población de la provincia saudita de Asir, fronteriza con Yemen es de mayoría chiita, y obviamente desde Riad no quieren que se extienda la influencia de la lindante región rebelde del Yemen
También debido a que los Huthi son chiítas, tanto el Gobierno de Saná como el saudita responsabilizan a Irán de dar apoyo, al menos logístico, a la revuelta.
Especial relevancia en las operaciones aéreas están teniendo los cazabombarderos Tornado y sobre todo los McDonnell Douglas, actualmente integrada en Boeing, F-15 Eagle de la RSAF, que sólo el día 4 de noviembre lanzaron 100 misiles sobre los rebeldes. Los F-15, hasta la plena operatividad de los Eurofighter que ahora está empezando a recibir la RSAF, son la columna dorsal de esta aviación. Además, dos escuadrones de estos aviones están basados en la base aérea de Khamis Mushayt, muy cercana a la frontera Yemen.
La RSAF, además de ser cuantitativamente la tercera fuerza aérea de Oriente Medio, ha ido incrementando espectacularmente su capacidad operativa, realizando despliegues y ejercicios en Estados Unidos (Red Flag) y muy recientemente en Francia, en el ejercicio denominado Green Shield 2, donde se desplazaron seis F-15C/D.
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